Villaviciosa, aglutina un sin fin de elementos etnográficos de una calidad inusitada, las típicas fuentes, lavaderos y abrevaderos de los barrios de las parroquias, los ingenios hidráulicos de los molinos harineros que salpican todas las corrientes fluviales del municipio o las edificaciones complementarias por antonomasia de las viviendas agrícolas tradicionales, los hórreos y paneras, que existen en prácticamente todas las quintanas o corradas de los pueblos, dotados los más antiguos del siglo XIV, en las que sobre pilares de madera o piedra (pegoyos) se asientan unas edificaciones en altura, de madera, para depósito y salvaguarda de las cosechas, incluso de habitación de las familias más numerosas, engalanados todos en sus puertas, o laterales, de multiplicidad de motivos, como trísqueles, elementos de la flora y fauna de nuestra naturaleza, que hunden sus raíces en las culturas y sentimientos más primigenios de los habitantes de las tribus más antiguas que vivieron en esta tierra.
Como ejemplo, más significativo por la aglomeración o número de estos elementos tan especiales, hórreos y paneras con estilo propio, en Villaviciosa, se encuentra el pueblo de Sietes, en San Martín del Vallés, donde los visitantes podrán admirar todo el significado que guardan es su entorno.