La ruta que os proponemos os ayudará a conocer en primera persona los orígenes de un material mítico ligado a la más antigua tradición asturiana “EL AZABACHE”.
El recorrido comienza en la recóndita villa marinera de Tazones, lugar donde os podréis situar ante el panel de inicio de la ruta que marca el itinerario a seguir. Tras un breve ascenso a través de las callejuelas del pueblo, encontraréis un camino perfectamente indicado por el que se llega hasta el Faro de Tazones. No dejéis de giraros de vez en cuando durante vuestro recorrido, para tener una perspectiva diferente de las hermosas vistas del puerto pesquero.
Una vez hayáis coronado el ascenso y os encontréis junto al Faro, seguid los indicadores en dirección al pueblo de Villar. El camino os conducirá a una desviación hacia una senda de tierra que os acercará a la costa. Discurrirán vuestros pasos entre praderías y bosques de eucalipto desde donde podréis observar, no muy lejos de vosotros, el mar Cantábrico.
Poca distancia os separa ya de la parroquia de Oles, destino final de vuestra ruta. Complementariamente a este recorrido podréis desviaros para visitar algunas de las huellas de los grandes dinosaurios que poblaron hace millones de años estas tierras, y que dejaron su herencia a través de innumerables yacimientos de icnitas que se encuentran diseminadas por toda la costa jurasica asturiana.
Una vez en la parroquia de Oles y caminando entre sus casas, la señalización os trasladará a un espacio de gran valor, la escombrera de una mina Azabachera en la que se encuentra la boca de la mina que fue explotada durante siglos, la cual cayó en desuso hace ya algunas décadas. Allí se extraía el preciado material que fue exportado a multitud de lugares, y a su vez utilizado a lo largo de la historia como joya poseedora, entre otros, de poderes mágicos.
Descansad en el área adecuada para ello, y aprovechad para empaparos del misticismo y de la energía que desprende el lugar.
El camino de regreso será en el recorrido inverso.