HABLEMOS DE LA VIDA La memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias. ENTREVISTA A ISIDORINA NAREDO PRIDA REALIZADA POR TINA VILLAR Isidorina Naredo y Tina Villar. Pórtico de San Andrés de Valdebárcena Isidorina, preséntate a los lectores Me llamo María Isidora Naredo Prida, como mi abuela. Este es uno de esos nombres que ya no existen, pero yo lo llevo con orgullo porque era el suyo. Nací en el pueblo de Mogoyu, Valdebárcena, el 30 de noviembre del 1948, coincidiendo con el día del patrón del pueblo, San Andrés. Mi madre me dio a luz a las 11 de la noche, justo mientras los parroquianos se divertían en un baile de pandereta que habían organizado en un tendejón cercano a casa. Me casé en el 68 con Luis Teja y tuve cuatro hijas: María Elena, Alejandra, Cristina y Natalia. Dicen los del pueblo, medio en serio, medio en broma, que la causa de que sea tan alegre se debe a que fui poseída por el espíritu del animado baile en honor al patrón. Otra curiosidad es que las matronas, Luz y Esperanza, no permitieron entrar a nadie a dar un beso a mi madre y a conocerme a mí. Tanto las gentes del pueblo como mis propios hermanos tuvieron que esperar al día siguiente. ¿Conociste a tus abuelos? No conocí a ninguno. Solo conocí a una tía abuela que se llamaba María. Mi madre era huérfana desde los trece años. Cuéntanos acerca de tus padres Mi padre se llamaba Luciano Naredo Cueva. Emigró a Cuba, junto a dos de sus hermanos, José y Adolfo, pero José volvió enseguida porque estaba enfermo. Y mi padre volvió no mucho después porque mis abuelos habían enfermado. De hecho, murieron pronto, primero el abuelo y enseguida la abuela. Mi madre se llamaba Obdulia Prida Arboleya. Era una mujer voluntariosa y muy trabajadora. No solo se ocupaba de la casa y de los hijos, cuando era necesario aún le quedaban fuerzas para ayudar con las labores del campo. Gracias a que eran propietarios de una Casería que contaba con terreno cultivable y vaquería, con mucho esfuerzo sacaron adelante a nueve hijos. Antes no existía el concepto de tiempo libre. Aunque las cosechas eran estacionales, los animales, que no tienen días de fiesta, no daban tregua. Algo simpático fue que mi padre se casó con mi madre y mi tío José se casó con Rogelia, hermana de mi madre. Se casaron dos hermanos con dos hermanas. Adolfo nunca regresó, pero tampoco permaneció definitivamente en Cuba. Se vio obligado a trasladarse a Miami a causa de la Revolución Castrista. Familia Naredo Prida con sus seis hijos mayores ¿Cómo era vuestra casa? Era una casa sin agua y sin luz que tenía tres habitaciones y una cocina. Nos alumbrábamos con un carburo, como todo el mundo del medio rural. Las camas se compartían. De hecho yo no tenía cama propia. Tengo un bonito recuerdo de lo que podría ser considerado una carencia, pero nada resultaba tan divertido como poder elegir con quien dormir. Si lo comparo con la experiencia de mis hijas, por ejemplo, que han crecido contando con habitación propia, podría parecer que en casa de mis padres se vivía una situación de precariedad, pero no era así. Simplemente eran otros tiempos. Si recuerdo que mis hermanos mayores muchas veces dormían en el horru que había frente a la casa. Yo fui una niña feliz. Mi vida transcurrió rodeada de hermanos. Soy la número siete. Por orden, éramos: María de los Ángeles, Obdulia Benita, María de la Paz, Enrique, María Isabel, Emilio, yo, Joaquín y Eduardo. Había una buena diferencia de edad entre los mayores y los más pequeños. De hecho, cuando yo nací mis hermanas mayores trabajaban en La villa de chicas de servicio, que eran de las pocas opciones de empleo que había para mujeres. Los tres hijos menores de la familia Naredo Prida: Isidorina, Joaquín y Eduardo Lo que suponía una odisea era la higiene personal. Si hacía bueno colocaban un caldero al...
Leer másPARROQUIA DE VILLAVICIOSA Y SU ARCIPRESTAZGO PINCHA ESTE ENLACE INFERIOR PARA VER https://santamariavillaviciosa.blogspot.com/ viernes, 21 de junio de 2024 La iglesia más asturiana (su campanario imita un hórreo) cumple un siglo: "Es una verdadera preciosidad" https://www.lne.es/oriente/2024/06/21/iglesia-asturiana-campanario-imita-horreo-104077683.html Publicado por parroquiadelavilla@gmail.com No hay comentarios: Enviar por correo electrón...
Leer másLa memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias. Las entrevistas tienen como objeto dar cuenta de cómo se vivía en Villaviciosa de la mano de los recuerdos de personas que, por su edad, conservan información que es un verdadero tesoro. Paco, preséntese a los lectores Me llamo Francisco Vicente González García. Nací en Villaviciosa el día 3 de Mayo de 1928. Soy el mayor de los hijos que tuvieron, Francisco González y Balbina García. Me casé con Genoveva Llosa, ya fallecida, que me dio cuatro hijos: Francisco, Pedro, Belén y Juan. En esta Villa todos me conocen como “Paco el de la Farmacia” porque mi actividad laboral se desarrolló en ese campo. ¿Qué quiere contarnos de sus padres? Mi padre, Francisco González, nació en una aldea de Palencia. A través de un amigo del Sr. Robledo vino a Villaviciosa, como consejero del banco central. Era un hombre inteligente que también trabajaba de administrativo en la empresa El Gaitero y como agente de seguros de la Agencia Reunión. Se defendía solo en varios campos del saber. Pero desgraciadamente murió, víctima de la guerra civil, cuando yo tenía 8 años. Mi madre, Balbina García, era muy mujer muy especial. Al quedar sola con tres hijos pequeños, como tantas otras viudas de guerra, no tuvo más remedio que trabajar en lo que pudo para sacarnos adelante. Era una buena mujer que intentó compensar carencias esenciales a base de ternura. ¿Qué supuso para usted su condición de huérfano? Sin duda la vida fue dura conmigo al privarme de algo tan importante para un niño como es la figura del padre. Lógicamente me robó la adolescencia. No obstante, tuvo inconvenientes y ventajas. La más importante fue que me empujó a madurar a toda prisa, otorgándome herramientas para enfrentar la vida. ¿Qué recuerda de la Guerra Civil? Cuando estalló la guerra, en el 36, me enviaron con los abuelos palentinos, pero ellos habían fallecido y fui a vivir con mi tío Pedro, hermano de mi padre. Durante esos dos años, a pesar de que yo apenas levantaba dos palmos del suelo, aprendí y ayudé a realizar cuantas tareas agrícolas pude, de acuerdo a mi edad y capacidad. No volví a casa en Villaviciosa hasta que no finalizó la guerra. ¿Dónde estaba su casa en La Villa? Hasta que tuvimos vivienda propia pasamos por diferentes ubicaciones. Yo nací en la calle Cervantes. Después nos mudamos a la calle Oliva, frente a Cardín. También vivimos durante una temporada en la calle del Agua. Mi padre, que era muy conocido y querido, tenía muchos amigos que le avisaban si quedaba libre algún piso que reuniera mejores características que el anterior. Esa fue la razón de los cambios. En Villaviciosa había agua y luz desde bastante antes de la guerra,...
Leer másDesde el 16 de marzo, se puede encontrar en Villaviciosa una nueva y espectacular tienda de antigüedades con el nombre del “Mundo de las Antigüedades”, que llega de la mano y experto en antigüedades de Thierry Gaunis Felgueroso de raíces francesas y asturianas Thierry Gaunis con más de 25 años de experiencia y dos puntos de ventas (Villaviciosa y Rauzan, Francia) ofrece en este espacio una cuidada exposición de 700 m2 en calle La Torre de la Pedrera (en la calle...
Leer másEl rape conocido como uno de los reyes del mar, es uno de los pescados más apreciados en la gastronomía asturiana por su carne sabrosa y textura jugosa que se presta a preparaciones culinarias que conquista paladares. Pixín es el nombre con que se conoce el rape en Asturias, y en el mar Cantábrico las buenas piezas que se capturan rondan los 10 o 12 kilos de peso. El marinero Sergio García con el espectacular pixin Pero esta semana la embarcación “Merón” del patrón maliayés Sergio García Fernández logró capturar una extraordinaria pieza de 32 kilos de peso y 1,75 metros de largo, siendo uno de los pixinos más grandes que se recuerdan haber sido capturados en los &uacu...
Leer másLa Semana Santa 2024 de Villaviciosa fue presentada ayer en su Museo por la Cofradía de Jesús Nazareno, representada por los Cofrades gobernadores de la procesión Héctor Fresno y Luis Fernández; el Mayordomo Nicolás Rodríguez no pudo estar presente. El acto también contó con la asistencia del párroco de Villaviciosa, Gonzalo José Suárez, y el alcalde Alejandro Vega Riego, además de cofrades y vecinos maliayeses Héctor Fresno y Luis Fernández, quisieron agradecer el trabajo de los cofrades y el apoyo de vecinos e instituciones, y destacaron el cartel realizado por el artista Pepe Cuadra, «Un trabajo precioso que representa tradición y esencia de la Semana Santa con mucha calidad artística, que está gustando mucho tanto a cofrades como a vecinos». Fresno y Fernández también invitaron a sumarse a un colectivo que cuenta con 1.700 cofrades,...
Leer másLa tarde lluviosa y el frio no pudieron ayer en Villaviciosa con una de las noches más animadas y divertidas del año en el Carnaval, "Memorial Benigno Flores Rodríguez, ‘Beni’", organizado por el Ayuntamiento con la colaboración de Unicaja Banco, y ACOSEVI. Caverna Maliaya Arroes Animalada maliayesa Mazcaraos de Rozaes El mal tiempo...
Leer másNota informativa Ayuntamiento de Villaviciosa 1/03/24 Ante las previsiones de lluvia anunciadas para el sábado 2, el Ayuntamiento ha reorganizado el programa de Antroxu, instalando una carpa en Victor García de la Concha para así poder habilitar un recinto cubierto ante la previsión de lluvias. En concreto, tanto el concurso de charangas como la entrega de premios se celebrarán a cubierto en el horario previsto en la carpa instalada en el Pelambre, calle Víctor García de la Concha,...
Leer másComunicado del Ayuntamiento de Villaviciosa SE APLAZA EL ANTROXU DE VILLAVICIOSA QUE IBA A CELEBRASE ESTE SÁBADO POR LA ALERTA METEOROLÓGICA: LA NUEVA CITA SERÁ EL PRÓXIMO SÁBADO, 2 DE MARZO La alerta meteorológica de nivel naranja anunciada por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) desde hoy hasta el sábado 24, ha determinado la decisi&o...
Leer másNota Informativa - Ayuntamiento de Villaviciosa 08-02-2024 El VIII Memorial Benigno Flores “Beni”, que repartirá un total de 7.800€ entre todas las categorías y el trofeo-homenaje “Una nube para Beni” de la ceramista local Charo Cimas, se celebrará el próximo sábado 24 de febrero, La presentación tuvo lugar hoy en el Salón de Plenos del Ayuntamiento con la presencia del Alcalde Alejandro Vega Riego, Delfina Flores (hermana de Beni Flores) y Emma Fernández, representando a Asociación Comerciantes, Autónomos y Servicios de Villaviciosa (Aco...
Leer másLa Asociación de Hosteleros y Comerciantes de Tazones, ya tiene preparado el programa para celebrar las Jornadas de San Valentín los días...
Leer másLas camelias llegaron a Europa desde Japón en el siglo XVIII, de la mano de un monje llamado Josep Kamel. El arbusto fue cobrando notoriedad en Asturias, hará unos cien años, cuando empezó a cultivarse en los jardines de quienes podían dedicar espacio a plantar árboles puramente ornamentales. Camelia Japónica "Cidade de Vigo" Juan Luis Díaz Alvarez y María del Carmen Valdés García son los creadores de este jardín botánico en San Justo (Villaviciosa) Juan Luis Díaz Alvarez y María del Carmen Valdés García son los creadores de este jardín botánico en San Justo y dos apasionados de la botánica y amantes de la naturaleza que sienten especial predilección por las camelias. Un arbusto ornamental originario de Asia, que se extendido por toda Europa en el siglo XVIII, encontrando en el clima fresco y húmedo de Asturias un entorno ideal para su desarrollo Sobre su afición y pasión por las camelias Juan Luis y María del Carmen indican, “nos gustan todas las flores, pero especialmente la camelia por su belleza, delicadeza, vistosidad...
Leer másLa memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias. El objeto de estas entrevistas es dar cuenta de cómo se vivía en Villaviciosa, desde la posguerra hasta nuestros días, de la mano de los recuerdos de personas que, por su edad, conservan información que es un verdadero tesoro. Juan, preséntese a los lectores Me llamo Juan Luis Díaz Álvarez y nací el 3 de Diciembre de 1948, en el número 6 de la calle Santa Clara, en Villaviciosa. ¿Conoció a sus abuelos? Conocí a mi abuela materna, Ramona. De niño iba mucho a su casa, en San Justo. Tengo un grato recuerdo de esa época porque, además del cariño y los cuidados de la abuela, recibía toda la atención de mis tíos y tías, que aún estaban solteros, para los cuales yo era un juguete. Mi abuela Ramona En esa casa había mucha actividad. Tenían un lagar de buen tamaño y les llevaba tiempo mayar la manzana. Naturalmente, también disfrutaban de escanciar unos culines cuando la sidra estaba lista. Otro detalle que recuerdo es que antes la gente se reunía para todo, tanto para trabajar como para celebrar el resultado del trabajo y era habitual que los vecinos se ayudaran entre sí. Es una lástima que esto se haya perdido. En la medida en que fui creciendo, de la mano de mis tíos no solo aprendí a amar la naturaleza, también participé en los quehaceres diarios relacionados con las tareas agrícolas. Como yo era un crio, para mí era una diversión. A excepción de los meses en que estaba escolarizado, el resto del tiempo lo pasaba con ellos. Disfrutaba tanto que después no quería volver a Villaviciosa. En aquella época, en que todo era manual, no había mucho tiempo para el ocio. Cada estación traía su propio quehacer. Aún no habían terminado de atender el maíz cuando tenían que ocuparse de la pumarada para continuar con las castañas. Las faenas del campo eran interminables. Si a esto le añades el cuidado de un puñado de vaques, que ya no son estacionales como la agricultura, no tenían ni un minuto libre. No obstante, los mozos y las mozas se las ingeniaban para organizar baile siempre que podían. Era una forma divertida y sana de entretenerse. Eso me encantaba. Me sentía como un pollito en medio de un gallinero. Debiera ser inadmisible el hecho de qué los campesinos, que son quienes producen los alimentos sin los cuales no podríamos sobrevivir, estén tan infravalorados. Pongamos que miramos el asunto desde el punto de vista del rendimiento económico. Si bien es cierto que una fábrica puede producir las veinticuatro horas del día durante los 365 días del año, que es el único valor que le otorga el sistema capitalista, es decir, las horas trabajadas, no es menos importante la labor que realizan los campesinos, aunque deban ceñirse a los tiempos que marca la biología. Es de todo punto incomprensible que los economistas no tengan en cuenta que todos comemos. Ya estamos viendo que la economía basada en la producción mediante el uso de recursos naturales, que no son infinitos, está abocada al fracaso. Cualquiera con dos dedos de frente siente amor por la tierra y respeto por quienes la trabajan. Háblenos de sus padres Soy hijo de Juan Díaz y de Luisa Álvarez. Mi padre era capador. No vayas a creer que era un aficionado que lo hacía sin licencia y sin la adecuada formación. Él estudió en León para dedicarse a la tarea de castrar animales. Al parecer la carne es más tierna y sabrosa. A decir verdad, no sé cómo mi padre podía hacer aquello. Nunca me gustó participar en las labores de la matanza, por ejemplo. Sin embargo, el olor del adobo me trae muy buenos recuerdos. Hay olores y sabores que no se olvidan. Y no se trata de un recuerdo asociado a algún tipo de escasez, es simplemente una asociación mental que hacemos en un momento dado y que queda guardada en la memoria. Mi madre, Luisa Álvarez, natural de San Justo, era de esas madres que te esperan despiertas hasta que te oyen llegar, incluso si lo haces de madrugada, y te que protegen del enfado de tu padre ocultándole lo que pudiera ser considerado un desliz. Dedic&oac...
Leer másEl Ayuntamiento de Villaviciosa tenía todo organizado para que la visita y recepción a los Reyes Magos de ayer volviera a discurrir como cada año por las calles de Villaviciosa. Pero las previsiones meteorológicas de lluvia y frio impidieron que su celebración tuviera lugar como cada 5 de Enero Llegada de los Reyes a la Plaza La plaza de Abastos se abarrotó de ilusión y asistentes Escena de la Adotración al Niño Jesús A pesar del mal tiempo, Melchor, Gastar y Baltasar ya llegaban a media tarde para visitar primero las tres residencias de personas mayores de Villaviciosa, para acompañar y entregar regalos a los residentes. Las visitas fueron...
Leer másOs deseamos que en el nuevo año disfrutemos de salud, ilusión, paz y buenos momentos con la familia, amigos, una buena compañía, con los que están a nuestro alrededor…. del trabajo, de ...
Leer másPara un dulce regalo de ‘sabores navideños de Villaviciosa ’ ya se pueden reservar los turrones y delicias navideñas de pastelería Café de Vicente Villaviciosa. Teléfono 985 891 509 Cajas y bandejas de regalo navideño calidad de Villaviciosa Exquisitas "trufas de turrón" Turrón de higos y nueces Mini especialidades navideñas: Manzanas de mazapán, nueces y polvorenes todo de elaboración artesana Los sabores de la Navidad con calidad, ya se elaboran en el obrador de la...
Leer másEl sábado 2 diciembre, a las 11:00 horas, se inaugura en la sede de la Fundación José Cardín Fernández la VIII Ruta de los Belenes de Villaviciosa. El Ayuntamiento, la Fundación José Cardín Fernández, la Parroquia de Santa María y la Cofradía de Jesús Nazareno, presentan este recorrido por seis sedes, con ocho Nacimientos expuestos en la Villa. La Ruta se podrá visitar todos los días de 12 a 14 y de 17 a 20...
Leer másCándido Cambiella y Tina Villar a la entrada del teatro Riera La memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias. El objeto de estas entrevistas es dar cuenta de cómo se vivía en Villaviciosa, desde la posguerra hasta nuestros días, de la mano de los recuerdos de personas que, por su edad, conservan información que es un verdadero tesoro. La memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias. El objeto de estas entrevistas es dar cuenta de cómo se vivía en Villaviciosa, desde la posguerra hasta nuestros días, de la mano de los recuerdos de personas que, por su edad, conservan información que es un verdadero tesoro. Cándido, preséntese a los lectores Mi nombre es Cándido Cambiella Valdés y nací el día 18 de Julio del 33, en la calle Mercado de esta Villa, donde mis padres tenían una Sidrería y Fonda llamada El Furacu. Me casé en el año 57 con Carmen Acevedo y tuvimos tres hijos: Carmen, Luisa y Cándido. También tenemos tres nietas preciosas: Isabel, Violeta y Paula, que a su abuela y a mí nos llenan de orgullo. ¿Conoció a sus abuelos? Sólo conocí a mi abuelo paterno, Vicente. Era un aldeano que, como la inmensa mayoría de la gente en esa época, vivía de un puñado de vaques y de trabajar la tierra. Entonces se practicaba la agricultura de subsistencia y era tradición, igual que hoy, venir los miércoles al mercado a vender el sobrante o intercambiarlo por otros alimentos que no se encontraban en la aldea. Esa era su vida. ¿Recuerda algún detalle de los tres años que duró la guerra? Durante el verano, estando en Miravalles, en casa del abuelo, recuerdo correr cogido de su mano, que me llevaba casi arrastras, hasta una cueva que hacía las veces de refugio antiaéreo. Cada vez que oíamos un avión todos los vecinos se apresuraban, muertos de miedo, para ponerse a cubierto lo antes posible. Durante la época estival, que no había escuela, mis padres solían llevarme a casa del abuelo Vicente, especialmente después de nacer mi segundo hermano. Al parecer yo era bastante travieso y para mis padres ya era bastante tarea atender el negocio y un a un guaje recién nacido. Los pobres no daban abasto. Siempre me gustó Miravalles. Tenía un palacio precioso que en esa época era propiedad de un señor adinerado. Fue él quien instaló el primer teléfono que hubo en La Villa. ¿Cómo era la casa del abuelo? Tendría que estrujar mucho la memoria. Si sé que era una casa típica de aldea, sin agua y sin luz, por supuesto. A mí me parecía enorme, con toda seguridad a causa de que yo era muy pequeño… La acometida de los servicios de agua y luz se inició durante La República, pero quedó en suspenso a causa de la contienda civil. Fue el gobierno de Franco el que la continuó y finalmente la llevó a cabo en su totalidad cuando las circunstancias lo permitieron. ¿Sufrió su familia problemas de escasez de alimentos? Recuerdo que no había pan. No había, como sucede hoy, cualquier cosa que uno quisiera, pero hambre no pasamos. Mis padres continuaron vinculados con el medio rural y eso garantizaba el flujo de provisiones. Quienes tienen contacto con la tierra quizá no tienen todo lo que desean, pero sí lo necesario para vivir. Estaba, además, la Sidrería, y procuraban abastecerla con lo mínimo para servir a la clientela. Supongo que no fue fácil, pero se las ingeniaron para que no faltara lo esencial. Me viene a la memoria el olor y el sabor de los bollos que horneaba para su familia un panadero que vivía cerca de casa que se llamaba Amable. Cuando se presentaba gente a comer con la que no contábamos, mi madre me enviaba a por pan. Como recompensa me permitía comprar un bollo que me sabía a gloria. El exceso de levadura que enmascaraba la escasez de harina lo convertía en un bocado esponjoso y delicioso. Hay olores, sabores y texturas que se quedan en la memoria de manera permanente. ¿Qué quiere contarnos sobre sus padres? Mi padre, Cándido Cambiella, era un asturiano natural de Priesca, que emigró a Cuba. Después de pasar diez años trabajando como cantinero regresó a su tierra. Mi madre, Aurora Valdés, trabajaba durante el verano como cocinera para una familia madrileña. Dadas las ocupaciones que habían tenido de solteros, cuando se casaron decidieron que lo más juicioso era montar un negocio donde pudieran desempeñar las habilidades que habían adquirido en su juventud. Alquilaron un local en la calle Mercado (se trata de ese solar vacío a pie de calle que hace esquina con Manuel Cortina) y montaron una Sidrería y Fonda llamada “El Furacu”. Solo los más mayores recordarán que el negocio con ese nombre, que hoy está ubicado en la Plaza del Ayuntamiento, originalmente estuvo frente a una de las puertas de acceso al Mercado de Abastos. Tuvieron que mudarse porque el propietario del edificio...
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