¡Gracias Florinda Beatriz Tobal Harari!
“Gracias mamá”. Estas palabras escritas en el cartel de “Area Natural”” de la calle de Balbín Busto me han hecho comprender que había muerto, Florinda Beatriz Tobal Harari, atropellada hace 30 años por el cáncer, cuando estaba gestando a la redactora de la nota.
Era una mujer muy valiente. Supo vivirlo, dar vida a su hija y proteger a su familia para convivir con la superación. La nota no lleva firma porque cualquiera de los miembros de la última y los que conversamos con ella, entre los que me incluyo, adherimos al agradecimiento por el testimonio de valor y de humanidad que nos ha regalado la finada.
Recuerdo mi primer encuentro, en la tienda de la calle de García de la Concha. Solamente podía pagar con la tarjeta de débito y en las que ofrecía entonces Cajastur, no figuraba el nombre del titular. No puso ningún reparo pese a que no me conocía; no me trataba como presunto truhán. Es una simple anécdota, pero me sentí muy bien y hablamos un rato. Sentí su fuerza, su “sabiduría” que no pretendía ser “predicamento” y me hice cliente. Como la familia es la empresa, así conocí poco a poco a todos los miembros de la misma. Pasó un tiempo hasta que se mencionó, sin más, lo del cáncer, nunca fue objeto de alarmas, sino de hechos con los que la familia había sabido sobrevivir.
“Gracias mamá”. Lo hago mío, como lo hacemos los que hemos tenido la suerte de ver el testimonio de valor que nos brinda esta familia, obra, en parte, de Florinda Beatriz.
Carlos Ortiz de Zárate