La Asociación de Vecinos de Breceña, rinden un homenaje a Sor Celina Ortal, vecina de la localidad
Este sábado 26 de abril de 2014, la Asociación de Vecinos de Breceña, Villaviciosa, organizaron un nuevo acto dentro de las celebraciones del décimo aniversario de la constitución de dicha entidad. En este caso se rindió homenaje a una vecina muy querida, Sor Celina Ortal Oro.
El acto consistió en la colocación de una placa de recuerdo en la que fuera su casa natal, en el barrio de Buslaz. Tras el descubrimiento de la placa y la intervención del Presidente de la Asociación, David Pereda, y de la Abadesa de la Clarisas de Villaviciosa, María Luisa Picado, los numerosos asistentes y autoridades presentes, se trasladaron a la sede social donde se sirvió un aperitivo de celebración.
María Luisa Ortal Oro (1932-2005), ingresó con 14 años en el Convento de las Clarisas de Villaviciosa y estuvo dedicada durante 57 años a la congregación de Santa Clara. Sor Celina, como pasó a llamarse, fue abadesa durante veinticinco años del convento de las Clarisas y una de las vecinas más ilustres de Breceña.
“Fue una persona muy cercana y muy actual, y también una de las artífices en la reconstrucción del monasterio”, recordaba en el homenaje la actual abadesa del convento de Santa Clara, María Luisa Picado Amandi.
Al acto asistieron la Presidenta de la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra, Ana López Montes, la Concejala de Servicios Sociales de Villaviciosa, Ana Carmen Fernández, el delegado territorial de alcaldía de Breceña, Miguel Pereda Valdés, el Párroco de Breceña, Jesús García Valle, una representación del Monasterio de la Purísima Concepción de Villaviciosa, encabezada por la Abadesa Sor Mª Luisa Picado, hermanas y sobrinos de la homenajeada, así como buen número de vecinos y socios.
Los asistentes al finalizar el acto asistieron a la sede social vecinal, donde pudieron visitar la exposición fotográfica “Breceña, Tierra de Campesinos”, así como la torre del reloj con su magnífica maquinaria, donde hizo las veces de cicerone Ramón Álvarez, el particular "relojero" de los vecinos