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Está situada Villaviciosa en la orilla de un hermoso río, de la parte de levante, distante de su barra una legua. Cercada de buenos muros y vistosos torreones es de buena población y trato. La barra aunque no es de mucho fondo, no es difícil de tomar y suben los navíos hasta dar fondo junto al lugar pegados a un puente por donde se pasa el río, de buena fábrica y allí descargan sus mercancías. Fuera de la dicha barra a la parte del poniente, a tiro de mosquete de ella, está un puerto donde antes de entrar en el río para ir a Villaviciosa dan fondo navíos. Tiene en lo alto sobre el puerto una aldea que llaman Estacones (Tazones) dando esta tierra fin a la mar con un cabo del mismo nombre.
Corría el año 1623 cuando Pedro Texeira, un eminente cartógrafo portugués que confeccionó el primer atlas de las costas y puertos de la península, por encargo de Felipe IV, ilustraba con este texto el derrotero correspondiente a la ría de Villaviciosa. El portulano que acabas de contemplar, junto con otros 87 y 12 mapas costeros, configuran los contenidos de un audaz tratado cuyo trabajo de campo se prolongó durante 12 años.
Es un enigma la desaparición de este trabajo, del que solo se conocían algunos extractos de texto, de la Biblioteca Real. Perdido durante siglos ha sido redescubierto hace tan solo nueve años en la Biblioteca Nacional de Viena, a donde había ido a parar en el siglo XVII. Nunca llegó a publicarse.
Una estampa inédita para suscitar una vieja metáfora: esa que habla de los anhelos de franquear fronteras...
Anda, mírala otra vez.
Con nuestros mejores deseos, Feliz 2010.
Promociones Rivero Cueto