EL MOLÍN DE ALFREDO SIGUE FUNCIONANDO DESDE 1928
El molín de Alfredo en Obaya, cumple casi 80 años moliendo, en uno de los rincones más increíbles y mágicos de Villaviciosa.
A Alfredo se le ilumina la cara cuando habla de su molín en Obaya. Cuenta que “lo compró su padre José Soto en 1928, cuando vino de la Argentina y que casi permanece igual”. Alfredo habla orgulloso de su molín, que todavía funciona y que “fue en tiempos en los que la molienda sí era importante en los pueblos, era el único del concejo que no se secaba en verano por la cantidad de agua que recoge la presa del río”. En los mejores tiempos de José Soto, (su padre), llegó a moler casi 400 kilos en un día. Ahora ya casi está perdida esta tradición, pero recuerda las medidas, “una fanega 64 kilos, la medida mayor, el saco más grande, luego están el galipu, el copín, la media fanega…”
Alfredo tiene el molín, la presa y el entorno impecablemente limpio y cuidado, “aunque cada vez me cuesta más trabajo mantenerlo así”.
En los alrededores Alfredo nos enseña “uno de los pocos bosques autóctonos que nos quedan, dice, en el concejo, mira los castaños, abedules, hayas, robles, fresnos y los colores que tienen en primavera”.
Alfredo vive de su jubilación entre Gijón y Obaya: “aquí me siento muy a gusto, cuando llego de Gijón y bajo al molino a hacer alguna cosina, ya soy otro”.
A menudo, cuenta orgulloso que “viene la gente a verlo de todos los lugares de España, ”no se como se enteran, supongo que quien lo visita se lo recomienda a otro y así”.
Para llegar a Obaya hay que salir de Villaviciosa en dirección a Infiesto y desviarse a la derecha en Amandi en un indicador que pone Llavares. Una vez aquí hay un desvío a la derecha que nos indica Obaya, donde dejamos el coche en el centro del pueblo. Hay una cuesta, donde nos podemos encontrar algún ciervo, que nos lleva en diez minutos andando al lugar. Una experiencia única el visitarlo y uno de los rincones más bellos de Villaviciosa, en un bosque encantado en Obaya en Villaviciosa.