ETELVINO GONZÁLEZ LÓPEZ,
PASACALLES ALFONSO X, EL SABIO ,(1221-1284)
Hubo de parirse una tercera villa para que el fundador medieval de la primera alcanzara el honor de unas placas siete siglos y pico después. Algunos lo habíamos solicitado allá por los años ochenta y un clarividente ayuntamiento trasladó la petición dando el nombre de Alfonso III a una calle que está donde está y bien está. Pero Alfonso X el Sabio no era bienquisto en esta villa; en otras -que a la vez que a esta fundó- le dedicaron estatuas, rúas y hasta plazas. Aquí, no. Hasta ahora, no. Pero en fin ya tiene calle con un amplio espacio entrante a modo de plaza, con su césped y todo. Y lo merece.
Fue en cumplimiento de una política de ordenación del territorio, desplegada por los reyes castellano-leoneses en la baja Edad Media en el área atlántica por lo que se crearon en Asturias veinticinco unidades político-administrativas, denominadas concejos, tierras o alfoces, la mayoría de las cuales persisten inalteradas hasta nuestros días.
El día 17 de octubre 1270 se produce un hecho crucial para la historia de los pueblos que configuran esta comunidad que llamamos Villaviciosa. El rey sabio, desde Vitoria, ordena repoblar o reordenar este espacio que hoy tenemos por nuestro y le da nueva organización, fundando ex novo la capital, puebla o villa. Los motivos eran:
“Porque los hombres de la tierra de Maliayo se nos enviaron a querellar muchas veces que recibían muchos males y muchos agravios de caballeros y de escuderos y de otros hombres malhechores que les robaban y tomaban lo suyo sin su consentimiento, y nos pidieron merced que les diésemos un lugar cual tuviésemos por bien en que poblasen, y que les otorgásemos nuestros realengos y nuestros derechos que teníamos en esta sobredicha tierra, y que lo tuviésemos por bien.
“Y para que la tierra sea mejor poblada y se mantenga más en justicia dámosles y otorgámosles nuestros realengos y derechos, los que tenemos en esa tierra, tanto por mar como por tierra, para que los tengan libres y exentos para siempre jamás. De forma que pueblen en el lugar de Buetes, hagan allí villa y todos los que allí pueblen tengan las mayores casas pobladas y encierren allí su pan y su vino. Otorgámosles que hagan mercado cada semana el día miércoles, y que los que vayan y vengan tengan la seguridad que en los demás mercados de Asturias”.
Los fines propuestos eran obvios: dar seguridad y estabilidad a la población, establecer un centro de mercado, organizar la vida del territorio conocido como Maliayo con capital en Buetes o Güetes. Los cambios de nombres vinieron después, pero ahí quedaba el hecho decisivo. Que por cierto no gustó a todos; de ahí aquellos versillos malintencionados:
Alfonso décimo Suabo
que aquesta villa fondades
en la tierra de Maliayo
e la nomades viciosa:
¿por qué non la desfondades,
Alfonso, que sois tan sabio
e fondades otras cosa?
Que tienen su guasa, vamos. Porque de ahí que nos pasemos la vida preguntando ¿qué llevas dentro? Incógnita que no llegamos a desentrañar porque a nosotros, sinceramente, la villa así fundada nos roba el alma. Habrá que buscar la fórmula secreta en las tablas alfonsíes.
ETELVINO GONZÁLEZ LÓPEZ
Septiembre 2008.