Entrevista al escritor maliayés Lluis Portal que publica la novela “El día de la ira”
El escritor y periodista maliayés Lluis Portal Hevia presenta una nueva novela histórica que narra la vida y el asesinato del político gijonés Melquíades Álvarez en la cárcel Modelo de Madrid, el 22 de agosto de 1936. Es la trama de “El día de la ira” (Ed. Trabe), sobre Melquiades Álvarez el político más destacado de la historia de Asturias, según Portal.
-¿Qué le llevó a contar los últimos meses de la vida de Álvarez?
-Es una figura indiscutible de la vida política española y asturiana, que merece un reconocimiento por su brillante labor de medio siglo al servicio de una idea, en una época muy difícil, y por su terrible e injustificado asesinato cuando contaba 72 años.
-¿Por qué lo mataron?
-No había ninguna razón política ni de otro tipo para quitarle la vida. Como tampoco lo había para acabar con sus correligionarios asesinados en parecidas circunstancias: Alfredo Martínez, Valdés Castañón, Mariano Merediz, entre otros. Siempre que se trata de justificar una matanza con otras supuestas muertes se incurre en algo muy poco civilizado. Él decía que la libertad no tiene semejanzas con el crimen, y su ejemplo fue luchar por la libertad con mayúsculas.
-Pero en esa época había estallado la guerra civil.
-Si, pero Melquíades debía de ser de las pocas personas conocidas en España que no llevaba armas; era un liberal que no necesitaba quitar del medio a nadie.
-¿Cuándo empezó la radicalidad?
-Al comienzo de la república. Él denuncia la actuación de grupos que propugnaban la violencia. Por ejemplo, no pudo presentar la candidatura del Partido Reformista -que era básicamente asturiano- en 1931 por la actitud violenta contra su partido cuando todo parecía indicar que seria ganador en la región. De todas formas a partir del 34 se fue incrementando el radicalismo, sobre todo en Asturias, hasta desembocar en la guerra civil.
-Hay quien considera a Álvarez muy cambiante.
-Creo que fue un político muy ecuánime en sus postulados, sus ideas nunca fueron radicales como algunos hubiesen querido.
-¿Cuál fue la aportación del melquiadismo?
-La moderación, lo que él llamaba “accidentalismo”, que no es otra cosa que adaptarse a las circunstancias concretas de cada momento. Él era republicano pero no consideraba la república la solución para todos los males del país. Fue muy importante también su apoyo a la educación dentro del krausismo, la creación de la Escuela Neutra de Xixón y los ateneos. Se opuso al autogobierno de las autonomías siempre que no fueran leales a la nación, y los excesos en la regulación de los temas religiosos aún defendiendo la laicidad. En esto coincide con Ortega y otros intelectuales.
-¿Influyó en él su carrera de jurista?
-Sí, sin duda. Prevalecía la idea de que la ley estaba por encima de todo, no todo el mundo estaba de acuerdo con esto y medio país soñaba con hacer la revolución. La democracia estaba mucho más cerca de un liberal que de un anarquista o un comunista, lógicamente. Por otra parte fue muy importante para su formación la amistad con Clarín y con el Grupo de Oviedo.