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Mónica y Verónica Rubio, hijas del fallecido Camín y su viuda Carmen Díaz, inauguraron el 11 de septiembre la exposición “Entorno Camín”, que se celebra en cuatro museos de Gijón, Barjola, Jovellanos, Evaristo Valle y Galería Cornión.
Al cumplirse casi dos años del fallecimiento del artista, esta exposición muestra más de 200 obras de pinturas, escultura, fotografías y dibujos de todas sus épocas.
UN MUSEO EN RECUERDO DE CAMIN EN VALDEDIOS
Mónica Rubio, hija de Camín nos recibe en el jardín del artista.
¿Cuál es vuestra propuesta, Mónica?
La creación de un museo. El espacio está prácticamente preparado y haciendo una actuación mínima, hay obra suficiente para dotarlo.
En el jardín-bosque y entre horreos, que sirvieron de inspiración en la última parte de la vida del artista, Mónica nos asegura “hay la posibilidad de tener un jardín-parque para visitar y una casa-museo y estudio, en recuerdo de la obra de Camín, además de un museo de arte contemporáneo”.
Mónica y Verónica dicen “sería un complemento perfecto de Arte Moderno, en el entorno de Arte Prerománico de Valdediós”, y añaden “creemos que la creación de una Fundación Rubio Camín, sería la mejor solución para ello.
BIPGRAFÍA DE RUBIO CAMIN
Joaquín Rubio Camín (Gijón, 1929-2007) fue un destacado escultor y representante de la orientación abstracta y constructivista. Artista autodidacta total, comenzó a pintar en 1947, a los 17 años, cuando, llevado por el propósito de dedicarse en exclusiva a su pasión artística, abandonó el estudio de un arquitecto gijonés, en el que trabajaba como delineante. Pero fue en la escultura, en la que se inició en 1961, donde acabó forjando un estilo personal.
El encuentro y relación con otro gran artista asturiano, Antonio Suárez, fue providencial para que pudiera dirigir sus pasos hacia la creación. Su primera exposición como pintor data de 1948, y en ese periodo de posguerra, y hasta fines de los cincuenta, plasmó sobre todo paisajes de suburbios. En 1951 se afincó en Madrid, donde los primeros años de penurias y sacrificios se vieron recompensados cuatro años después con el Premio Nacional de Pintura. En 1960 se trasladó a Londres para realizar una pintura mural, y es allí donde, descubre, la escultura. Su primera obra la esculpe en la iglesia londinense de St. Vicent de Potrees Bar.
En 1976 regresó a Asturias para habitar en un paraje bucólico de Valdediós, adonde acude en busca de sus orígenes, de la soledad y del silencio, y al amparo de una naturaleza pródiga. Es en ese momento cuando redescubre la madera como materia artística e inicia una nueva etapa en su obra, hasta entonces caracterizada por el trabajo del hierro.
También retoma la pintura, ahora con una temática muy naturalista, y la artesanía con el diseño de muebles, el mosaico, la vidriera, la fotografía (obtuvo un premio nacional), los elementos urbanísticos y arquitectónicos, así como la ilustración, por la que recibe en 1988 el Premio Nacional del Ministerio de Cultura y la medalla de bronce en la exposición, Los libros más bellos del mundo entero, de Leipzig, por su libro, Valdediós. En 1991 fue nombrado académico correspondiente de San Fernando.