Bedriñana celebrará el próximo sábado 29 de noviembre el homenaje a su patrono San Andrés organizado por lLa Comisión de Fiestas Virgen de la Velilla
La fiesta asturiana comenzará a partir de las 8 de la tarde con una esfollaza de panoyes, esbilla y enriestra de maiz. A continuación habrá espicha con amagüestu de castañes, picatostes y sidra dulce del diuernu en un homenaje al patrono que se lleva celebrando muchos años con la costumbre de muchos vecinos de asistir ataviados con vestimenta típica de paisanos de aldea: boina, zapatilles y madreñes
La fiesta estará animada con la música de gaita de Arturo de la Ballera y baile a partir de las 10.30 de la noche
NUESTRAS COSTUMBRES: ESFOYAR, ENRIESTRAR
El termino esfoyaza se utiliza en Asturies para denominar dos acciones diferentes pero relacionadas entre sí. Por un lado esfoyaza es la acción de deshojar la panoya (mazorca) de maíz, por otro es la reunión de vecinos o familiares para realizar dicha tarea además de enriestrar les panoyes. Dependiendo de la zona tambien se denomina esbilla, esfuecha, esfueya, esfoyeta, ...
El trabajo de esfoyar y enriestrar es largo y laborioso, por ello en la casería asturiana se daban cita los familiares y vecinos con el fin de realizar el trabajo de forma más cómoda y rápida. Hoy se realizaba la esfoyaza en una casa y mañana en otra, todas las manos eran buenas para la tarea, los niños y las mujeres esfoyaban les panoyes, mientras los hombres solían encargarse de enriestrarlas y transportarlas al hórreo.
Como el resto de las tareas compartidas en el ámbito rural, la reunión acababa en una merienda, garulla. Todo ello suponía un acontecimiento social que era aprovechado por los niños para el juego, por mozos y mozas para cortejar y por todos los participantes para relatar cuentos o cantar.
A pesar de que el cultivo del maíz es relativamente nuevo en Asturies, en el siglo XVIII se generalizó su uso, la esfoyaza representa una de las fiestas relacionada con los alimentos más enraizada en la cultura rural. La extensión de su cultivo supuso el aumento de la producción agrícola en la casería asturiana, conllevando grandes cambios en las costumbres e incluso en las construcciones. Es el caso de la evolución del hórreo hacia la panera, granero de mayores dimensiones, y de la propagación del corredor en hórreos, paneras y viviendas. Todo ello para disponer de un espacio ventilado y seco donde conservar el maíz.