Viajeros de Oro de Villaviciosa
Luis Lafuente y Amalia Alvarez, llevan más de 50 años seguidos veraneando en Villaviciosa y este Diario quiere hacerles un pequeño homenaje por ello. Este verano además recibieron un cariñoso homenaje del Ayuntamiento de Villaviciosa
Vicente Alonso. - Luis Lafuente Ortiz, nacido en Madrid y Amalia Alvarez nacida también en Madrid, pero hija de asturiano de Amandi, Teodosio Alvarez y Berta García y hermana de Ismael “El Carceleru”, se conocieron en Madrid y Luis ya empezó a visitar Villaviciosa. “Eramos novios desde el año 1959, y cuando venía a verla me quedaba en la Fonda de Casa Milagros, en el Ancho y pagaba 40 pesetas por pensión completa, (habitación, desayuno, comida y cena)”.
Se casaron en el año 1964 para vivir en Madrid, él como ingeniero industrial y ella dedicada a la familia. Son padres de Amalia y Luis María, a los que inculcaron el amor por Villaviciosa, así como a sus nietos Alejandro, Mauro, Bruno y uno que está en camino. Y desde los años 70 vienen acompañados por otro matrimonio, el hermano de Amalia, Roberto Alvarez y Mari Sol Lafuente, a la vez de Luis Lafuente, otros enamorados de Villaviciosa.
En estos casi 60 años, aunque viajaron también por Europa, ningún año dejaron de venir a Villaviciosa y de visitar Tazones, El Puntal “a donde íbamos en bicicleta desde La Regatina”, la Playa de Rodiles..., “Nuestros lugares preferidos y de visita anual obligada, aunque siempre hicimos excursiones a Lastres, Gijón, Ribadesella y Covadonga”.
De estos primeros años guardan muy buenos recuerdos de muchos amigos hechos y establecimientos de ocio que visitaban: La Espicha con Fermín y Otilia, de la Rosa de Tote y los “cachopos gigantes de Rosa rellenos de todo”, de la confitería Buznego y los suspiros “riquísimos”, de Tino de la confitería de Ramos y buenos momentos disfrutados con Alfonso el de Colón, en el Royalti, El Rice, La Mariñana, primero de Mina e Irene y después de Pedro y Paco, “donde tomábamos unos irlandeses impresionantes”, El Congreso, el Café Avenida, el Manín, también nos traen muy buenos recuerdos. Así como las meriendas de jamón y queso en Casa Monchu, en Miravalles.
Amalia también recuerda con nostalgia las visitas los miércoles al mercáu, al que le aficionó su abuela Eufrasia a ver los “regateos” y Luis los miércoles del “mercáu de ganáo” detrás del Ayuntamiento, o los burros “amarraos” en la Ballera, los bailes de la danza del Portal... “hay muchos y muy buenos momentos vividos en tantos años”…
Amalia venía con sus padres a Amandi (desde niña). “Hecho de menos a muchas personas que faltan de Amandi, había mucha gente hablando por la calle y recuerdo un refrán: El que pasa por Amandi, sin ser ‘criticau’ es como el que pasa por el infierno sin ser chamuscau”. Los dos recuerdan, “hechamos de menos a muchos amigos y amigas hechos con los años y que ya no están como, Joaquín García, “el del Banco Herrero”, pero siguen manteniendo una gran amistad con su viuda Loly Rubio, a la que conocen desde los años 70. Hemos pasado muy buenos momentos juntos y con Loly seguimos siempre que estamos en la Villa, reuniéndonos para el vermut y el café a diario, es ahora mismo uno de nuestros mayores vínculos familiares y de amistad con Villaviciosa.
Ahora lo que más les gusta es pasear por Balbín Busto, La Acerona, La Plaza del Ayuntamiento, el casco viejo, “son las calles y plazas donde estamos más acostumbrados, los de toda la vida”, y aunque les gusta el nuevo parque del Pelambre y la zona nueva “nos identificamos con la zona antigua y nunca falta la visita diaria a las playas del Puntal o Rodiles, un lujo para nosotros”.
Casi 60 años fieles a Villaviciosa darían para contar mucho más, pero esto es una pequeña muestra y desde este diario y desde el Café de Vicente, donde nos encontramos a diario, nos sentimos orgullosos de esta fidelidad a Villaviciosa y les nombramos simbólicamente, “Viajeros de Oro de Villaviciosa”.
Este verano el Ayuntamiento de Villaviciosa, de manos del concejal de turismo, Juan Ramón González, les fue entregado una placa “Como agradecimiento por su fidelidad de tantos años”. El lugar elegido para la entrega del reconocimiento fue en la escultura de la Manzana del Parque Ballina, donde se hicieron la foto de recuerdo con la familia que les acompaña este verano de 2012.
Y desde este Diario nos sumamos a este homenaje, por estos más de 50 años, esperando que sean muchos más