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SUSANA GARCÍA LASTRA VILLAVICIOSINA NACIDA EN 1964
-¿Cómo nace en ti la afición al órgano?
-Es mi madre la que perseveró para que aprendiese piano en el colegio San Rafael, nada más comenzar al colegio. Hice la carrera libre y me examiné en el Conservatorio de Oviedo. Luego fue Don Manuel Arce, párroco y organista de nuestra parroquia quien me empujo a que saliese con el coro parroquial por las fiestas de las parroquias vecinas para acompañarles al órgano, y así lo descubrí, enseguida me enamoré de él, es totalmente diferente del piano, el órgano cada vez suena diferente, tiene un abanico de colores extraordinario, es apasionante.
-¿Está tu trabajo vinculado con la música de órgano?
-Soy catedrática de música en un instituto en Sevilla y también he dado clases en la Facultad de Ciencias de la Educación, también en Sevilla. Colaboro con la Fundación Cultural FOCUS- ABENGOA, que trabaja en torno a la pintura, literatura, investigación y desarrolla un programa de órgano por el que pasan cada año los más grandes organistas de todo el mundo, y realizo audiciones didácticas durante todo el año, una vez al mes, se presentan hasta 300 niños sevillanos, es un gran trabajo el desarrollado por esta fundación, debido fundamentalmente a que hay una gran tradición en torno al órgano, lo cual te permite trabajar con una gran posibilidad, en número, de “cantera”.
-¿Cuál es el órgano que más te ha gustado?
-Es difícil contestar porque hay amores distintos, por ejemplo entre los órganos recientes me gusta mucho el del Hospital de los Venerables en Sevilla y el de Pedreguer, ambos de un organero alemán afincado en Barcelona, G.Grenzing, al que yo compré hace muchos años el órgano de estudio que tengo en casa, y entre los órganos históricos es más difícil pero recuerdo especialmente el del Castillo de Altenburg en Alemania, un Silbermann maravilloso. En Asturias me gusta mucho el de La Corte en Oviedo y el de Puerto de Vega, una pequeña joyita del siglo XVII o incluso anterior.
-¿Qué haces cuando vienes a la Villa?
-De todo, pasear por Rodiles, sobre todo en invierno, me gusta más sin gente. Estar con mi familia, mis sobrinas. Y disfruto muchísimo en el monasterio de las Clarisas, preparo allí muchos conciertos, me siento muy orgullosa de poder tocar aquí, me hace gran ilusión. Y a la vez me da mucha pena el estado del órgano de la parroquia, necesita una restauración urgente, tal como se ha hecho en otras iglesias en Asturias: Gijón, Covadonga, Llanes, etc. no se puede tocar con el tal y como está y sin embargo tiene un sonido precioso pero habría que cambiar toda la mecánica y replantearse el instrumento.