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Hace unos días me encontré con un muchacho que había sido alumno, nos saludamos, y nos preguntamos, cómo nos iba en la vida. Él sabía que yo estaba jubilado, pero en la pregunta que me hizo se encontraba implícito su interés por mi nueva situación en la vida. Le contesté que bien, que era cuestión de saber adaptarse a lo nuevo y seguir en activo trabajando en tareas inconclusas, abriendo espacios que permitiesen participar en nuevos proyectos; en definitiva, seguir viviendo.
Me interesé por su situación laboral, pues la personal me constaba que era satisfactoria. Me comentó que seguía en la misma empresa conservando el puesto de trabajo, que aunque no era ninguna excelencia le daba para cubrir gastos. En esos días íbamos a celebrar en San Juan de Capistrano (Villaviciosa) un Acto Público que se titulaba, El agua es un derecho, no una mercancía, y le pasé el programa invitándole a asistir. Como es un muchacho que acude con asiduidad a los actos que organizamos en Villaviciosa, se disculpó por su previsible ausencia. Hasta aquí sería una conversación normal entre dos personas que mantienen una relación de amistad. Lo que me llamó la atención fue el argumento utilizado para disculparse por no poder asistir al acto al que le había invitado, argumento que transcribo literalmente por su singularidad e interés:
Disculpa por no poder acompañaros en ese día, pero me es imposible asistir, el tema me parece de lo más interesante; aunque te suene extraño, el motivo de mi ausencia no es otro que la asistencia a una cena de despedida de unos compañeros de trabajo. Ahora hacemos cenas para despedirnos de los compañeros cuando son cesados en el trabajo, el mundo sea ha vuelto del revés, ya no celebramos encuentros, sólo celebramos despedida.. Todo lo dijo con socarronería asturiana, no exenta de pesar, y una dosis de ironía que dejaba entrever un futuro más que incierto.
Nos despedimos, esperando vernos pronto y con tiempo para comentar sobre LA VIDA.
Las distintas Administraciones, se muestran más preocupadas asumiendo las indicaciones de la, fábrica de ideas, Think tank, que siguen utilizando la retórica de libres mercados, nacionalización, e incluso, socialismo, como en socialización de las pérdidas, y mudando el lenguaje con el propósito del engaño para ayudar a que el sector financiero movilice el poder gubernamental para apoyar sus propios privilegios especiales a favor de una salida, donde el SISTEMA CAPITALISTA salga fortalecido de la actual crisis a expensas del capital público -ese capital que aportamos todos al Estado- y que ahora los popes del dios mercado, de la desregularización, de la precariedad, los culpables de la crisis actual, piden y exigen que el Papá Estado -tan denostado por ellos, cuando se trata de favorecer intereses populares- socialice sus pérdidas, o sea, que se las paguemos entre todos. No muestran tanto interés en resolver las dificultades y garantizar los derechos constitucionales de los amigos de mi alumno, derecho al trabajo, entre otros, y el derecho, con garantías, de un futuro estable para mi alumno y sus compañeros, así como el de tantos y tantas jóvenes y menos jóvenes.
Marzo de 2009