Tarde de ópera en Villaviciosa
La retransmisión de Rigoletto desde el Campoamor abre programación el 4 de febrero en el Teatro Riera de Villaviciosa. Sábado 4 de febrero a las 20 horas con entrada libre
RIGOLETTO PONDRÁ EL BROCHE DE ORO A LA TEMPORADA DE ÓPERA DE OVIEDO
Retransmisión el sábado 4 de febrero a las 20 horas en el Teatro Riera desde el Teatro Campoamor de Oviedo
-Entrada libre-
Música de Giuseppe Verdi (Roncole, 1813- Milán, 1901).
Libreto de Francesco Maria Piave, basado en el drama Le roi s´amuse de Victor Hugo.
Melodrama en tres actos. Duración: 2 horas y 35 minutos incluida una pausa de 25 minutos.
Estrenado en el Teatro de La Fenice de Venecia, el 11 de marzo de 1851.
Inspirado en ‘El rey se divierte’ de Víctor Hugo, Verdi rondaba la cuarentena cuando la compuso, una edad crucial para todo ser humano: un momento de cambios y de madurez, algo que queda reflejado en la revolución de su propio estilo compositivo. Rigoletto es una de sus grandes aportaciones a la lírica. Una obra magistral. Lo tiene todo. Misterio, acción, personajes complejos y con una psicología tremendamente atractiva y teatral. Pero sobre todo, una música impactante que acompaña perfectamente cada movimiento y cada devenir de la trama. Una pieza arrebatadora y potente que incluye además uno de los pegadizos éxitos de la historia de la ópera: ‘La donna è mobile’, que entona en el último acto el Duque de Mantua (Celso Albelo).
“Rigoletto” no es simplemente la historia de una maldición. Es el perfecto reflejo en escena, y Verdi era un gran hombre al servicio del teatro, de la opresión, del desprecio del poderoso sobre débil, y muy marcadamente de la violencia y dominación del hombre sobre la mujer. Temas que se presentan al público en 1851, año de su estreno, y que, casi 170 años después, siguen siendo tan actuales como capaces de conmover al espectador cuando les da forma un gran talento.
Rigoletto (Juan Jesús Rodríguez) es un personaje deformado y atormentado que, como si no le fuera suficiente con su propia naturaleza, recibe una maldición (del burlado Monterone, Ricardo Seguel) que el jorobado creeará hasta tal punto de hacer que se cumpla, el efecto pigmalión. En contraposición, su hija Gilda (Jessica Pratt), encarnación de la candidez, la dulzura y la inocencia, que, como buena heroína de Verdi, encuentra su liberación a través de la muerte. Ella está enamorada, no podría ser de otra forma, del patrón de Rigoletto, el déspota a quien el bufón odia con todas sus fuerzas. El duque ha poseído a lo único bueno que le queda en la vida y Rigoletto solo entiende una palabra: venganza.
La mujer, la verdadera damnificada de la trama, está representada en la obra por dos caracteres situados en extremos opuestos, porque si Gilda es la imagen de la virginidad, Maddalena (Alessandra Volpe) lo es de las pasiones más carnales. Seguramente su nombre no sea casual. En esta trama de amor filial y sobreprotección, de magistral y puro drama, no podemos olvidar que el propio Verdi perdió a sus dos hijos y a su mujer en un espacio de tiempo muy corto. Y mientras componía Rigoletto libraba un sonado conflicto con sus padres a causa de su relación con la Strepponi que nunca llegó a resolverse.
El final de la obra es trágico, no podía ser de otra forma. Rigoletto encarga el asesinato del duque a Sparafuchile (Felipe Bou) pero nada sale como él esperaba. ¿La maldición se cumple? No. Lo hace la vida.
Fuente: Ópera de Oviedo
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