“Recordando a Ezequiel Bonhome” – María Barredo
Hoy alegres, altivos, amables, atolondrados, ambiciosos, apasionados, astutos, atrevidos, beligerantes, burlones, cariñosos, cautos, bruscos, educados, conservadores, honestos, fanfarrones, valientes, ilusos, discretos, exigentes, gruñones, holgazanes, huraños, viajeros, humildes, inquietos, extrovertidos, intuitivos, irónicos, locuaces, traviesos, soñadores...
Lloran.
Lloran porque se ha cerrado,
para siempre,
la puerta que albergaba al corazón,
que en su latido,
los acogía a todos.
Si descubres que Ezequiel,
antes de partir,
ha tallado su nombre,
en la madera,
de tu memoria.
Llora.
Pero no de tristeza,
o melancolía.
Sino de alegría.
Porque quien ha cruzado el umbral,
de su casa,
y de su vida.
No ha regresado jamás,
a la suya,
siendo el mismo.