La Abadesa María Luisa Picado Amandi compone Romance para Ruta de Belenes Villaviciosa
Romance compuesto por la Madre Abadesa María Luisa Picado Amandi de las Clarisas de Villaviciosa para la Ruta de los Belenes, con motivo del 800 aniversario del Primer Belen
ROMANCE DEL BELÉN EN GRECCIO
Ochocientos años ha
que estrenamos nacimiento.
-Dime, pastor de la Umbría,
¿qué me cuentas del evento?
-Vibrante va de alegría
por los caminos de Greccio
el pobrecillo Francisco
pensando en el nacimiento
de Jesús, Hijo de Dios,
cuando vino a nuestro encuentro.
Buscaba representar
a lo vivo y en directo
el mayor misterio humano
que jamás los siglos vieron.
Con la ayuda de un amigo
al que contaba sus sueños,
todo quedó preparado
para el acontecimiento
y al llegar la noche santa,
a las doce, en pleno invierno,
los caminos se iluminan
entre la nieve cayendo.
Pasan hileras de frailes
hacia la gruta de Greccio;
en fraterna algarabía
juegan niños y longevos;
entre risas y canciones
llegan nobles y plebeyos.
Aquella noche, en lo alto,
las estrellas se durmieron
musitando un villancico
para el Dios de tierra y cielo.
Y la clara hermana luna,
en su resplandor tan bello
dulce, risueña y esbelta,
anfitriona de los sueños.
Todo el cosmos se conmueve
al sentir el llamamiento
que Francisco les ofrece
al magno acontecimiento.
Al llegar la medianoche,
justo en el primer momento,
el heraldo del gran Rey,
juglar de Dios, Poverello,
con voz dulce y bien timbrada
entona cantos y versos
al niño recién nacido,
recostado sobre el heno.
Los ángeles de Belén
reproducen el concierto:
“Gloria a Dios en las alturas
y paz a los hombres buenos”.
Y Francisco, el trovador,
al violín como instrumento,
se deshacía de amor,
dando saltos de contento.
Desde aquella nochebuena
la cristiandad se hace eco
de aquel nacimiento vivo
que instaló Francisco en Greccio.
En los templos, en las casas,
en las plazas de los pueblos,
en el corazón creyente
se reproduce el misterio
de la santa Navidad:
Jesús viene a nuestro encuentro.
Navidad 2023
Madre Abadesa María Luisa Picado Amandi