Jill Carlston y Margaret Veroe Camino a Santiago desde Australia por Villaviciosa
Vicente Alonso
Según las estadísticas de la Oficina del Peregrino de Santiago de Compostela, más de 19.000 personas llegaron el pasado año a Santiago recorriendo el Camino del Norte.
Esta ruta Jacobea trae a su paso por Villaviciosa peregrinos de todas las nacionalidades y continentes. Llegadas desde Newcastle, ciudad a 100 km. de Sidney, Australia, pasaban esta semana, Jill Carlston y Margaret Veroe de 71 y 73 años respectivamente. “Para nosotras el Camino del Norte era muy desconocido y atrayente. Lo descubrimos tras ver los comentarios de otros peregrinos en Youtube. Investigamos y así llegamos a España”.
Lo hacemos por razones espirituales y religiosas, pero también desde el punto de vista cultural, porque en Australia la cultura no es tan antigua, y nos gusta descubrir nuevas culturas”, explican estas amigas que comenzaron el camino en Bilbao
Pero esta no es la primera vez que hacen la peregrinación a Santiago. “Hace dos años hicimos el Camino Francés entero, caminamos 800 km. En esta ocasión no contamos los kilómetros, solo avanzamos, y lo hacemos en etapas cortas, nuestros pies ya no resisten igual y hemos tenido problemas en los dedos de los pies y algunas llagas’’, explican Carlston y Veroe que destacan “en el Camino Francés todo fue muy diferente, más espiritual. Era un punto de encuentro con verdaderos peregrinos. Mientras que en este hay muchos viajeros turistas mezclados con peregrinos”
Estas peregrinas se confiesan muy ‘andariegas’ en su país Australia. “Este Camino del Norte para nosotras con nuestros años es ya un reto. Nos está gustando que nos encontramos con gente local que te hace sentir muy bienvenidas. Te encuentras con peregrinos muy diversos, nos sentimos como en una gran familia”, confiesan, Jill y Margaret, afirmando sentirse ‘enamoradas’ de la ruta que están viviendo
Sobre los aspectos más positivos dicen, “en Asturias los caminos están muy bien señalizados con flechas no nos perdimos nunca y los senderos están limpios, bien conservados y no hay basura”. Sobre lo que menos les gustó señalan, “fue el tener que caminar por carreteras, es peligroso, y hay partes del Camino que son empinadas, y lo peor no son las subidas, sino las bajadas porque resbalas”
Sobre las experiencias a su paso por Villaviciosa apuntan, “hemos probado la sidra, que estaba muy rica, y la fabada, muy buena pero es muy fuerte. En Australia las comidas son más ligeras.” Además han podido visitar nada más llegar la Iglesia de la Oliva algo que agradecieron especialmente. “En algunos sitios por los que hemos pasado las iglesias estaban cerradas. Nos gustó que esta estuviera abierta. Tras 21 km. caminando estábamos agotadas. Entramos y nada más cruzar el umbral sentimos que revivíamos. En esta Villa todo lo que vivimos nos hizo sentir muy bienvenidas”.
Estas australianas cuya amistad ha resistido dos caminos, ya están pensando en un tercero, “quizás nos animemos a hacer el Caminos Portugués”. Y se hacen una reflexión sobre las enseñanzas del Camino, “el espíritu de comunidad que se vive como peregrino no se ve en la vida diaria, donde no vemos esa camaradería, dar, compartir lo poco que tienes. Nosotras decimos que el camino es como debería ser la vida”, apuntan finalmente
En la foto Jill Carlston y Margaret Veroe en la Plaza Santa Clara en Villaviciosa