Ismael Miranda coleccionista y restaurador de motos antiguas en Quintes Villaviciosa VIDEOREPORTAJE
Restaurar motos antiguas es un arte y de esto tiene mucho Ismael Miranda Rea. Y es que lleva más de 50 años enamorado de las motos antiguas
“Las motos son mi pasión desde que empecé en el año 1966 a trabajar en el taller, que mi padre Tomás Miranda “Lin”, tenía en el barrio de Cimadevilla en Quintes”. Así explica Ismael como comenzó su afición y debilidad por las motos, que le ha llevado a la jubilación y a sus 69 años a dedicar la mayor parte de tiempo a restaurar motos clásicas que deja como auténticas joyas de colección.
En su casa de Quintes, Ismael no enseña orgulloso estas reliquias, la más antigua una GUZZI 65 CC del año 1.956, dos HV AUGUSTA, una 150 CC 2T y otra 150 CC 4T. Otra preciosidad es una MONTESA KING SCORPION 250, o una VESPA 150 del año 1961 que acaba de regalar a su nieta, una PUCH 50, o una DERBI VARIANT, y su preferida una MONTESA BRIO 110 del año 1962, y todas han sido restauradas por él.
“Con esta MONTESA es con la que más me gusta salir en moto, pero conduciendo prudente, tranquilo y disfrutando de la moto y el entorno. Salgo todos los fines de semana a dar una vuelta”. Las palabras de Ismael revelan su debilidad por estas reliquias, de las que “cada vez quedan menos”, afirma
“Ahora ya no puedo pintarlas, me da alergia, debe ser la edad, pero lo demás, las desmonto todas, el motor, instalación eléctrica, chapa, los detalles, la puesta a punto, todo lo hago yo. Lo más difícil es encontrar repuestos de piezas, pero se consiguen en internet y en mercados, pero se han puesto muy caras, pues quien las tiene sabe que hay pocas y sube su valor. Lo que sí me gusta es dejar las motos fieles a como estaban en su estado original,”
“En estos momentos estoy ayudando a un amigo de Gijón a restaurar y recuperar una SORIANO del año 1947, es una moto curiosísima. Me contaba mi padre “Lin”, que durante la guerra civil, las tiraban en paracaídas desde las avionetas para que después fueran utilizadas por los soldados que iban en avanzadilla, es preciosa y de esta sí que quedan pocas”.
Ismael habla con pasión de su afición y se le nota lo que la disfruta en su sonrisa, además tiene de cómplice a su esposa, Isabel Fernández. Ella sabe que con esta afición llena su tiempo libre, “aunque a veces no está muy de acuerdo con lo que me gasto en las piezas, pero creo que lo dice con la boca pequeña y para protestar un poco, pero en el fondo sabe valorar el trabajo que me lleva y mi afición y le gusta mucho como las dejo restauradas. Sabe que la restauración me exige paciencia y dedicación, y que es mi mayor hobby”
Nuestras felicitaciones a los dos por esta labor y por haber disfrutado con ellos de estas preciosas reliquias, dignas del mejor museo
¿QUIERES VER EL REPORTAJE QUE LE HICIMOS A ISMAEL? ____ En el vídeo nos presenta cada moto, su historia y nos cuenta otros muchos detalles curiosos
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