
Hablemos de la vida. Entrevista a María de los Ángeles Meana Arce, realizada por Tina Villar
La memoria popular es un bien cultural que hay que preservar a toda costa. No solo conserva las huellas que dejaron en el camino quienes nos precedieron, también encontramos en ella las raíces de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí.
Esta serie de “memorias”, que llevan por título genérico “Hablemos de la vida”, nacen con la pretensión de ser un homenaje y un reconocimiento a esos hombres y mujeres que con su buen hacer, su tesón y un enorme esfuerzo, mantenido a lo largo de los años, han contribuido a que esta Villa y sus parroquias sean hoy un referente dentro de Asturias.
Angelita, preséntate a los lectores
Me llamo María de los Ángeles Meana Arce. Nací el 30 de mayo del 1949, en Villaviciosa, en esta misma calle donde vivo ahora, en la casa con portadas grises que hay justo frente al teatro Riera.
Angelita Meana 1955
¿Qué quieres contarnos de tus padres?
Mis padres se llamaban Honorio Meana y Angelita Arce. Trajeron al mundo cinco hijos, de los cuales falta uno. Yo soy la mayor.
Mi padre estuvo trabajando en Guinea Ecuatorial antes de casarse. Cuando volvió, montó una empresa frigorífica de conservación de manzana. Algo me enseñó acerca de este tema: Para que la manzana se conserve más tiempo, debe ser recolectada en el punto justo, antes de que empiece a madurar, de modo que no afecte a la calidad. Si se realiza demasiado pronto el fruto será muy pequeño y el color verde intenso se vuelve pardo y aparecen manchas. Si se realiza tarde su textura se vuelve arenosa y se ablandan. Dependiendo de la variedad, la temperatura de conservación oscila entre 0º y los 5º grados. Hay que ser hábil y tener buen conocimiento del tema porque hay que lidiar con la producción de etileno, que es el gas que produce la fruta durante el proceso de maduración.
Mi padre no solo conservaba manzanas, también producía esencia de laurel y de eucalipto para uso medicinal, cosmético y alimenticio, que era enviado a una fábrica murciana.
Además de ser inteligente y tener visión comercial, era una buena persona, siempre pendiente de su mujer y de sus hijos. Se preocupaba de que estudiáramos y el consejo que nos daba, tanto a hombres como mujeres, era que fuéramos buenos estudiantes para así ser buenos trabajadores y no depender económicamente de nadie.
De mi madre puedo decir que era la mujer más cariñosa del mundo. No solo siempre estaba cuando la necesitabas, era también la mejor consejera que podía encontrar. Nos enseñó a todos sin excepción por razón de género a realizar las tareas domésticas, cosa poco habitual en el época. Era de esas madres que darían la vida por sus hijos.
No solo era buena, tenía eso ojo clínico que tienen algunas madres, que con mirarte saben qué se cuece en tu interior y era realmente hábil a la hora de conseguir sacarte la información.
Honorio y Angelita 1947
¿Conociste a tus abuelos?
A todos no, a mi abuelo paterno no lo conocí y tengo escaso recuerdo de la abuela paterna. Era ya muy mayor y estaba postrada en la cama. Eso impidió que tuviera mucho trato con ella.
Mis abuelos maternos, Benigna y Lorenzo, que procedían de la zona de Bedriñana, emigraron a Cuba. Primero se fue el abuelo, luego se casaron por poderes y mi abuela se fue para Cuba acompañada por su hermano Pedro, una persona entrañable y super cariñoso, pero el calor y la humedad del clima caribeño no le sentaba bien a mi abuela y volvieron a España cuando mi madre y mi tía Anita, tenían 6 y 7 años respectivamente
Mi tía vivió toda su vida con pena de no poder volver a Cuba. Cuando era más joven por problemas con el Gobierno de Castro y después porque ya era muy mayor.
Yo soy hija de Indianos. O como se les llamaba entonces, de padres que vivieron en las colonias.
Las hermanas Angelita y Anita Arce 2010 con Angelita Meana
La figura de mi abuelo está ligada a un lugar emblemático. En el centro de La Habana, a pocos pasos de la Catedral se encuentra la calle Empedrado, que se llama así porque fue la primera calle de piedra en la ciudad. En mitad de la calle está La Bodeguita del Medio, famosa porque al lado había una imprenta que pertenecía a un editor y los intelectuales de la época paraban a comer algo y tomar un trago mientras escuchaban Son Cubano y degustaban rica comida criolla. Antes de formar parte de los circuitos turísticos, fue un Colmado propiedad de mi abuelo.
La Bodeguita del Medio – La Habana
En este momento me invade la nostalgia. Tuve mucha suerte porque además de la mujer que medio a luz, mi tía Anita y mi abuela Benigna fueron también madres para mí.
La abuela Benigna no podía ser más buena. Recuerdo que en primavera me llevaba de paseo a los porreos sin otra intención que recoger margaritas que engarzábamos formando un aromático collar y pasábamos la tarde jugando.
¿Qué recuerdas de tu infancia?
Podría decir que el escenario fue esta misma calle del Sol, que es un nombre precioso para una calle. A pesar de que mis padres vivían cerca del polideportivo, la abuela Benigna tenía una tienda de ultramarinos frente al teatro Riera y yo me vine con ella. El ambiente de la calle era como si todos fuéramos familia.
Si hago memoria podría enumerar los negocios que había en esta misma calle. Estaba La Avellanera, una tienda de telas, la tienda de electrodomésticos, adornos y juguetes de Alfonso Peón, la Estación del ALSA, la tienda de mi abuela, una barbería, el taller de María, la costurera, que daba clases y sacaba las máquinas a la calle. El Café Avenida. Había también una tienda que vendía artículos relacionados con la agricultura. Una mueblería. Una fontanería, Una imprenta Una farmacia. Una droguería. La relojería de Jurado. La tienda de telas Fina. Y mi favorita, la pastelería Ramos, que hacían turrón de tabique, unas milhojas y unos merengues para chuparse los dedos.
Eran otros tiempos y los niños pasábamos el día en la calle, jugando. Sí, recuerdo mi infancia como un tiempo muy feliz.
Háblanos de la escuela
Estuve en el colegio de las Carmelitas hasta Bachiller. Al terminar el curso teníamos que ir a Gijón a hacer el examen, que era donde se encontraba el Centro Homologado. Después estuve interna en Las Teresianas de Oviedo hasta preuniversitario. Hice selectivo en Biología, pero obtuve una beca de IBM y derivé al mundo de la informática.
Cuando terminé el curso de informática me fui a Madrid a trabajar
Parece que tu vida laboral fue intensa. Cuéntanos.
En el 72 fui de las primeras informáticas. Entonces se trabajaba con las tarjetas perforadas y cintas magnéticas.
A través de Pilar López Espinosa, que es como mi hermana, obtuve mi primer trabajo en la empresa Finanzauto y Servicios S.A., que estaba en la calle Doctor Ezquerdo casi llegando a Vallecas. Era una empresa con tres mil trabajadores en toda España, que vendía automoción. Trabajé durante diez años en el departamento de informática.
Por supuesto mis padres me apoyaron en todo momento y no tuve el menor inconveniente, hecho que da fe de la confianza que tenían en mí.
Angelita Meana y Pilar López Espinosa 2024
Era una empresa pionera en el uso de la informática. De hecho fue la primera empresa que instaló terminales Nixdorf conectados con la Central en todas sus sucursales de España.
En Madrid vivía con la familia de Pilar donde siempre me sentí como en mi casa, vivimos tiempos felices todos juntos, tanto ella como sus hijos y su marido son una parte muy importante de mi vida.
También debo decir que los compañeros de trabajo eran buena gente y el ambiente era de colaboración. La informática era un mundo incipiente y entre todos teníamos que estudiar cómo hacer las cosas.
Trabajando para la misma empresa me trasladé a Oviedo y estuve cinco años más hasta que la empresa cerró.
Dos días después de figurar en las listas del Inem como demandante de empleo recibí citación para hacer un examen. La empresa minera de Fluoruros S.A. de Carabia que extraia espatofluor solicitaba administrativa. Trabajé en las oficinas de la mina hasta que cerró cuatro años después.
Por intervención de la ingeniera de la mina empecé a trabajar en la Ingeniería Honorio Florez de Gijón. Era una empresa que se dedicaba a la fabricación de equipos de control de humos que se instalaban en los pozos y detectaban el gas grisú de modo que los mineros no corrieran peligro. No sólo los vendía a las compañías que explotaban minas en España, sino también en el extranjero.
Ingeniería Honorio Florez Gijon 1990
Siempre tuve mucha suerte en la oficina de empleo. Cuando la ingeniería cerró volví al Inem y enseguida me llamaron, hice unos examenes y entre a trabajar en los Servicios Sociales del Ayuntamiento.
Y sucedió que hubo desacuerdos entre las monjas y el Ayuntamiento por razones contables y el Alcalde, Asensio, me pidió que, en ausencia de las monjas, llevara yo la gestión.
Como es lógico, yo de gestionar residencias de ancianos no tenía la menor idea y así lo expuse. Entonces me enviaron a una residencia que había en Infiesto y allí me puse al día. Pasaron diez años hasta que salió a concurso la plaza de directora de la Residencia, vino alguien a ocuparse y yo pude volver a mi plaza en los Servicios Sociales del Ayuntamiento
Residencia Nuestra Señora del Portal 1998
También fui la primera Presidenta de Cruz Roja en la Villa. Acompañada por Conchita Figaredo y Marielo Suarez inciamos la andadura de ponerla en marcha. Trabajamos mucho. Conseguimos traer el Anfibuggy a las playas de la Villa (silla con la que las personas con alguna discapacidad pueden pasear y bañarse en la playa ayudados por voluntarios), el Teleasistencia,( reparto de alimentos y juguetes, etc.) fueron muchos los voluntarios que colaboraron y hay que agradecer a la Caja Rural y a El Gaitero
Angelita Meana, primera presidenta de Cruz Roja en la Villa
Cuando tenía 62 años, después de haber cotizado durante 40, me jubilé.
¿Tuviste familia propia?
En mi familia de origen fuimos cinco hermanos. Yo soy la mayor. Después venía Pedro, que falleció. La siguiente es Begoña, que es monja dominica de clausura en un convento de Orihuela y por último llegaron los gemelos: Enrique y Fernando, que viven aquí. Mis hermanos se casaron y aumentó la familia con 4 sobrinos y actualmente soy feliz de poder cuidar a mis sobrinos nietos que vienen a mi casa muy a menudo
¿Cuáles son tus aficiones además de cantar?
También me gusta, coser, cocinar, pasear por la playa y por el monte y me gustan los niños y las personas mayores. Siento ternura por los ancianos. Los años en que trabaje en La Residencia del Portal para mí fueron un placer. Creo que con la edad llegamos a una etapa en que hay un sentimiento profundo de soledad, se vuelven un poco niños y necesitan atención y mucho cariño. Necesitan sentirse arropados.
Creo que el aprecio es mutuo. Ellos también notan la disposición de aquella gente que está dispuesta a escucharles y no les tiene rechazo. Todos llegaremos ahí.
Cuadros pintados por Angelita
¿Cómo fue lo tuyo y La Coral Capilla de la Torre?
El comienzo fue chistoso. Mi tía Anita había cantado en el coro parroquial y cuando se estaba formando La Coral contactaron con ella para proponerle unirse al grupo.
Un día fui interceptada por la calle por una señora que me preguntó si quería cantar. Le dije que no sabía siquiera si tenía cualidades. Y en plena calle me hizo la prueba de voz. Me pidió que le cantara la canción Ojos Claros. Yo hice lo que pude y cuando terminé dijo: tú vales. Mañana te quiero ver en La Coral.
La voz es algo que se educa. No importa si no sabes cantar en principio si hay disposición. Cantar es terapéutico. Promueve pensamientos tranquilos y felices. Sale uno del ensayo como si hubiese ido a un Spa. La música es vibración que bien usada cura.
Se trataba nada menos que de Elvira Palacio una de las fundadoras de la Coral. Así fue cómo me convertí en integrante de un grupo que se estaba formando y que tuvo como primera directora a Asunción Cristóbal. Hace de esto ya más de treinta años.
Y estoy feliz de pertenecer a La Coral. Para mí es un desahogo. Me lo paso bien y cantar es un disfrute, además, es un placer formar parte de un grupo de gente entrañable donde todos somos amigos. Qué más puedo pedirle? Incluso ahora tengo un puesto de responsabilidad porque hace nada que fui nombrada presidenta.
Coral Capilla de la Torre 2024 en la Iglesia de Las Clarisas
¿Qué implica ser Presidenta de La Coral?
Hacer que la gente se sienta feliz de estar en el Coro, que disfrute cantando además llevar el control de la Asociación, cuento con buena ayuda de la Junta Directiva y del resto de los Coralistas, todos estan cuando se necesita echar una mano y eso es de agradecer
Tener buenas relaciones que permitan buscar actividades como, organizar viajes, encuentros corales, conciertos. A través de la Federación Coral Asturiana puedo ponerme en contacto con otras formaciones y proponer intercambios corales que nos permiten conocer nuevos coros y disfrutar de cantar en otros sitios representando a Villaviciosa.
Buscar espacios con buena resonancia, como por ejemplo la iglesia de Las Clarisas donde grabamos nuestro único disco y la de la Oliva que tiene na sonoridad preciosa.
Nosotros no cobramos por cantar conciertos ni eventos (excepto funerales, bodas y misas que se hacen bajo encargo). La Coral se sufraga con la cuota de los socios, la venta puntual de lotería, alguna rifa que hacemos al año y del puesto que tenemos el día de la sidra. También contamos con la ayuda del Ayuntamiento que cede el local y se hace cargo de la luz y el agua y también ayuda con alguna comida que organizamos. Si, el Ayuntamiento ayuda mucho. Sin olvidar a la empresa El Gaitero, que también colabora. Nos ayuda económicamente y pone las carpas de las ferias. El Gaitero es el alma de la Villa.
Tambien hay Llagareros y Empresarios que nos ayudan con sus productos ocasionalmente.
Si vamos de viaje, una parte la paga La Coral y la otra los coralistas.
Por supuesto hay un diagrama jerárquico. Yo soy la Presidenta, pero también hay un Vicepresidente, un Tesorero, un Secretario y tres Vocales.
¿Qué has hecho después de jubilarte?
Viajar mucho. Hice muchas cosas que no pude durante la etapa en que estuve en activo trabajando aquí y allá. Después vino la tranquilidad y también llegaron estos pequeños, hijos de sobrinos, que me ocupan mucho tiempo. Por supuesto también cuentan con las abuelas.
También salgo a caminar, a tomar un café con amigas. No paro, ahora voy a cantar, ahora a pintar, a relajarme.
Háblanos de los cambios en la Villa que te han sorprendido
A pesar de que echo de menos un poco esa época en que salías a la calle y conocías a todo el mundo y todo el mundo te conocía a ti y a tu familia, el más importante a nivel social es la apertura. La Villa ha sido un lugar, no voy a decir cerrado, pero si reservado. Había como pequeños mundos dentro del pueblo, ahora parece que estamos más mezclados y hay mayor participación.
También ha cambiado la diferenciación que había entre hombres y mujeres. Si bien yo nunca sufrí ningún tipo de discriminación, ni siquiera cuando trabajaba en Madrid donde era la única mujer del equipo de trabajo, aquí en la Villa esos contornos se han ido difuminando.
A nivel sociedad en general he observado que hemos pasado de un extremo a otro. De la cerrazón a demasiada apertura. Me explico. Antes se vivía con respeto y esto se ha ido perdiendo y es una lástima. Observo que hoy, grandes y pequeños tienen solo derechos, las obligaciones han desaparecido. Los jóvenes de hoy viven con demasiada chulería.
Sin que esté de acuerdo con los castigos físicos a los niños, porque no educan, el hecho de que unos padres no puedan darle una bofetada a sus hijos si se la han ganado porque pueden ser víctimas de denuncia, me parece que es pasarse un poco. Un cachete a tiempo siempre fue mano de santo.
Hoy no se educa. Hay una permisividad que se volverá en contra nuestra. El hecho de ver a los niños pegados a una pantalla en lugar de jugar e interactuar con los demás me parece demencial.
Ves a las parejas en los restaurantes y si no fuera patético me daría risa, sentados uno frente al otro y en lugar de conversar o disfrutar de la comida, incluso, están pegados al móvil, aislados en su propio mundo.
Y ya para nota es que entretengan a los bebes con una pantalla. Y si no se la dan los padres ya la piden ellos. Los niños copian lo que ven.
¿Cómo calificarías la evolución de los cambios educativos a lo largo del tiempo?
Yo diría que ha involucionando. Si hacemos una comparativa, el nivel con el que los alumnos terminan el segundo ciclo formativo no es ni de lejos el que teníamos antes de que llegara la EGB.
Los cambios políticos afectaron al nivel educativo. Cada legislatura trajo los suyos propios y desafortunadamente nunca fueron para mejor. Por ejemplo, la especialización del profesorado afectó de manera negativa a los mismos docentes. Esos fueron los primeros que perdieron. Los maestros que estudiaban humanidades tenían un nivel cultural que no volvió a ser alcanzado. Naturalmente esto redundaba en perjuicio del alumnado.
También se perdió ese trato y ese conocimiento del maestro que te conocía desde el primer día de escuela. Conocía tus fortalezas y tus debilidades y era capaz de encauzarte.
Me daba pena ver a niños tan pequeños que tenían que levantarse bien temprano para venir a la Villa como consecuencia de la reunificación de las escuelas. Con lo tranquilos y felices que vivían ellos en su pequeña aldea. Hay edades en que no deberían sacarte de tu entorno.
¿Qué otra cosa crees que se ha perdido?
Los valores. Habrá quien no esté de acuerdo con lo que voy a decir, pero aquellos que no han sido educados para la libertad no pueden gozar de ella porque en el ejercicio de la suya pisan la de los demás sin darse cuenta siquiera.
Se ha perdido el respeto: por los mayores, por las Instituciones, por los padres, por los profesores. La Democracia trajo libertad, pero había que educar a las nuevas generaciones a respetar y no se hizo. Se pasó de un extremo a otro. Esa frase magnífica de nuestro refranero que dice, primero la obligación y después la devoción es sabia. Si se aplicara otro gallo cantaría.
Hay quienes aprovechan la coyuntura para hacer mala política y dicen que la incorporación de la mujer al mundo laboral es la causante de todos los males de nuestra sociedad. No es cierto. Eso que se llama el toque femenino siempre llevó una visión más suave. Las mujeres somos conciliadoras y no nos medimos entre nosotras por la fuerza bruta. Estoy convencida de que somos más inteligentes. Con más mano izquierda. En nuestra actitud ante la vida no hay violencia.
Somos cuidadoras. Recuerdo que al llegar a Madrid, Pilar me enseñó mucho acerca de cómo conducirme en la gran ciudad, muy diferente a la del pequeño pueblo de donde yo iba, teniendo siempre presente la educación y respeto que mis padres me habían enseñado.
¿Hablamos de feminismo?
No estoy de acuerdo con el feminismo que se practica hoy. Está politizado y no sirve ni representa a la mujer. Empezando por el día de la mujer y todo ese ruido inútil que sólo sirve para atraer miradas hostiles que nos perjudican. El día de la mujer son los 365 días del año.
Una cosa es exigir igualdad de derechos ante la ley y no estar sometidas al varón bajo ningún concepto y otra decir que somos iguales. Somos opuestos por eso nos complementamos. No entender esto es arruinar cualquier posibilidad no solo de respeto sino de entendimiento.
La mujer tiene características propias que no las tiene el varón y viceversa y se trata de que ambas tengan el mismo valor para la sociedad.
¿Cómo crees que ha influido la educación?
Eso es otro desastre. El nivel cultural ha descendido casi a los infiernos. Los recortes presupuestarios y los cambios en los planes de educación han perjudicado a las sucesivas generaciones a las que les fue tocando y ahora hemos llegado a un límite sin precedentes. Todo depende de la responsabilidad del propio alumno y eso es ridículo. Los adolescentes no tienen la mente formada para saber lo que quieren. Ellos son el impulso personificado.
Todo ha venido a menos. Menos dinero se tradujo en menos profesores, menos material, menos formación.
Lo peor es que estos niños que ahora están entretenidos con el móvil o los niños con 8 y 9 años que ven pornografía y violencia, esos son los que de adultos tendrán que trabajar para cuidar de nosotros. Me parece imposible.
Un niño que está acostumbrado a la inmediata satisfacción del deseo no conoce el valor del esfuerzo, si no se aburre, nunca será creativo. Y tiene infinidad de información que mira por encima, no profundiza en nada, tiene todas las papeletas para convertirse en un sociópata en cuanto la vida le venga de cara.
Hay una serie de áreas del cerebro que están viéndose afectadas por el tema de tener todo el día la atención en una pantalla. No tienen la capacidad de gestionar sus propias emociones siquiera. Se vuelven irritables y violentos.
El uso de los móviles incluso está afectando al lenguaje. Tenemos un idioma rico y cada día inventan más tonterías. Acabaremos escribiendo con muñequitos.
Eres cofrade, claro
Por supuesto. Desde que nací y en mi familia somos todos cofrades desde el mayor al más pequeño. Yo ahora en Semana Santa participo cantando y procesionando. Me encanta ver a los pequeños vestidos de nazareno.
Mis procesiones favoritas son la del Silencio y la de la Soledad. Son emocionantes.
Obviamente soy católica practicante. Aunque voy a aprovechar para decir que el Concilio Vaticano II trajo novedades que no se supieron interpretar. Creo que se perdió dirección y unanimidad por parte de los sacerdotes. Los fieles perdimos confianza y muchos acabamos viviendo cierto desconcierto. Si te educan en una idea y después la cambian, tú acabas no sabiendo bien qué hacer.
Nos hemos quedado mucho en la superficie, en las formas externas y hemos perdido el fondo, la raíz del catolicismo.
Una anécdota. Estuve un tiempo de catequista cuando el cura era Don Alfredo y una señora llegó a preguntar si su hija no podía hacer la Primera Comunión por lo civil. Ella solo quería la fiesta. El sentimiento de las enseñanzas de Cristo se va perdiendo.
No hace falta que te pregunta tu ideología política, claro
No, no hace falta, y sin embargo debo decir que soy fan del Alcalde actual, aunque sea socialista. Los hubo que no servían para nada, al margen del partido que representaban, en cambio este que tenemos me asombra de que sea capaz de llegar a tanto.
Es capaz de llegar a todas partes y estar pendiente de todo y de todos.
Pero si hablamos de política en general, salvando la transición, en este país siempre hemos ido a peor. No hay coherencia ni en lo que hacen ni en lo que dicen. Cambian de opinión con descaro si les interesa y discuten como si fueran verduleras sabiendo que todo el mundo los ve.
Hay mucha gente desengañada que evita estar informada a propósito por no hacerse mala sangre. Y como ya no hay políticos de carrera, que cualquiera puede ser político, no saben siquiera cuales son las necesidades del país del que pretenden ser los gobernantes. Salvo honrosas excepciones solo buscan su propio beneficio y esto se nota mucho en la política económica. Por ejemplo, el redondeo que empezó a practicarse con la entrada del euro, fue demencial. Y no quiero tocar La Banca por mi salud.
Por ejemplo, no creo que España estuviera preparada para la entrada en el Mercado Común. No sé a quién favoreció, pero a los campesinos en nada. Y es increíble, porque el día que deje de funcionar el campo, que es el más sacrificado de todos, a ver qué vamos a comer. No podemos vender nuestros productos porque son saboteados en la frontera. Un desastre.
Yo ahora miro la etiqueta con lupa y me niego a comprar productos que no producimos aquí y sin embargo, por política económica, en las estanterías del supermercado a veces solo puedes encontrar los que vienen de otros países.
Creo que ya estamos todos aburridos. Cada cuatro años cambiamos de participantes en la grada, pero el espectáculo es el mismo.
¿Qué opinas de la inmigración?
En casa fueron emigrantes. Antes la emigración consistía en trabajar duro y aprovechar las oportunidades que ofrecían otros países donde era bienvenida la mano de obra. Ahora, se ha politizado, naturalmente.
Trabajando en los Servicios Sociales del Ayuntamiento encontré más de una vez personas procedentes de otros países no iban a preguntar dónde podían trabajar o como podían colaborar con esta sociedad, la pregunta era: cuales son mis derechos. Y con frecuencia rechazaban oportunidades de trabajo porque las ayudas, si la diferencia no era importante, ya les permitían vivir.
Cuando miro a estos pequeños se me encoge el corazón porque me pregunto qué les tocara vivir teniendo que crecer en una sociedad como la que hemos creado. Qué será de su vida. Cuáles serán sus salidas o sus perspectivas de futuro. Lo veo todo negro.
¿Qué cambiarías si tú mandaras?
Empezaría por quitar el noventa y nueve por ciento de los asesores. Y que la vida de nuestros dirigentes fuera lo más parecido a la vida del pueblo en general, eliminando todos esos gastos innecesarios.
Me preocuparia por facilitar la creación de empresas que a su vez crearian puestos de trabajo
Atendería el problema de la vivienda (casas de protección oficial). La gestión del suelo y los abusos en ese sentido traerán muchos problemas.
Volvería a la educación tradicional. El que no ha estudiado no aprueba. El maestro tiene que saber de todo, etc. Fomentaría el deporte. Menos móvil y más estudio.
Y el asunto de las pagas y las ayudas, habría que mirarlo con lupa. Toda esta gente que llega de otros países, si han venido buscando oportunidades de trabajo y mejoría de vida, bien, que se les ayude durante un tiempo determinado pero ellos deben preocuparse de buscar trabajo para solucionar a su vida, mientras están cobrando la ayuda que colaboren con las necesidades del pueblo, vamos, que cobrar sin hacer nada no.
Por supuesto habría que revisar la política salarial y los planes de empleo.
Bueno, creo que ya hemos dado un buen repaso a todo un poco y toca cerrar.
Angelita y Tina Villar. Casa donde nació Angelita Meana