Fotos. Lola Fernández, Llucia Miravalles y Marisol Ortiz, protagonistas de homenaje en Villaviciosa
V.H.
Villaviciosa acogió este domingo el 35.º Homenaje a la Abuela Campesina de Asturias, una cita cargada de emoción y reconocimiento organizada por la Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias (AMCA), Fademur Asturias, en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales. El acto tuvo lugar en el Restaurante Amandi y reunió a autoridades, representantes de colectivos rurales y familiares de las homenajeadas.

Autoridades, homenajeadas y organizadores en el restaurante Amandi


En la foto: Llucia Miravalles Sánchez, Marcelino Marcos consejero de Medio Rural y Política agraria, 35°Abuela Campesina Lola Fernández Alonso, M Celia Fernández, vicepresidenta de la Junta General del Pdo de Asturias, Marisol Orvalat y Flor Tuñon, presidenta de AMCA FADEMUR Asturias
La protagonista de esta edición fue Lola Fernández Alonso, vecina del pueblo de Hevia (Siero), quien recibió el título de Abuela Campesina de Asturias 2025. A sus 94 años, Lola sigue siendo un ejemplo de vitalidad, autonomía y compromiso comunitario. En su juventud, repartía leche por los pueblos con su inseparable burro “Manolo”, cuidaba de sus vacas y trabajaba la tierra con azada para levantar un invernadero en terrenos difíciles. Hoy, continúa viajando, participando en asociaciones vecinales y de mujeres, y aportando con entusiasmo a la vida rural.
(EN EL INFERIOR DE ESTA NOTA OS DEJAMOS UNA INFORMACION MAS COMPLETA DE LA VIDA DE: Lola Fernández Alonso)
Desde 1991, AMCA organiza este homenaje “para visibilizar el papel fundamental de las mujeres en el medio rural, reconociendo sus historias, sus oficios y su contribución a la igualdad de oportunidades en los pueblos asturianos”
Homenaje a dos emprendedoras maliayesas
Llucia Miravalles Sánchez, Lola Fernández Alonso y Marisol Ortíz Jiménez

Además del homenaje a Lola Fernández, el acto incluyó la entrega de reconocimientos a dos emprendedoras maliayesas destacadas por su trayectoria y compromiso con el territorio. Fueron Llucia Miravalles Sánchez, de Grases (Villaviciosa), fundadora de la marca “Ringo Rango”, dedicada al diseño de ropa y complementos en ediciones limitadas, inspirados en la esencia de los trajes tradicionales asturianos. El otro reconocimiento fue para Marisol Ortíz Jiménez, de Xiana en Ambás (Villaviciosa), administradora de “Orvalat”, una innovadora explotación ganadera de leche que gestiona cerca de 200 madres, apostando por la modernización del sector sin perder el arraigo rural.

Ambas fueron reconocidas “como referentes de que tanto los oficios tradicionales como los más innovadores tienen cabida en el mundo rural. Su implicación activa en la comunidad, su apuesta por vivir y emprender en los pueblos, y su capacidad para generar cohesión territorial fueron especialmente destacadas”, señalaron en los reconocimientos desde Asociación de Mujeres Campesinas de Asturias
El acto concluyó con palabras de agradecimiento por parte de la organización, que subrayó “la importancia de seguir visibilizando el talento, la resiliencia y el papel transformador de las mujeres rurales en Asturias”, señalaron los organizadores
También las homenajeadas, visiblemente emocionadas, expresaron su gratitud al recibir los reconocimientos: “Nos sentimos profundamente agradecidas por este homenaje que quiere valorar el esfuerzo, la memoria y la dignidad de las mujeres rurales asturianas. Es un reconocimiento que queremos compartir con todas aquellas mujeres que, día tras día, sostienen el mundo rural con su trabajo, muchas veces invisible, pero siempre imprescindible” señalaron entre los aplausos de los caso 250 asistentes al cariñoso acto


Sobre la vida de Lola Fernández Alonso Abuela Campesina 2025 de Asturias

Unos meses antes de que, en La Pola, se inaugurara el icónico edificio que albergaría la plaza cubierta, diseñada por Sánchez del Río, nacía el 5 de abril de 1931, en la parroquia de Hevia la segunda hija de la familia Fernández Alonso, María Dolores, “Lola, Lolina”, para sus vecinos. Le precede su hermano Fidel, de 97 años. La más pequeña, Maruja, falleció hace un tiempo. Al llegar a su casa, un cálido portal acoge una mesa redonda, donde se sienta la abuela a ver pasar a los vecinos, a conversar con quién se preste a ello y a recordar su vida. Las fotografías en blanco y negro, que cuelgan de las pareces, hablan de tiempos de sacrificios y de renuncias. En ellas se resume su historia. En una talla de madera de castaño, está grabado su nombre: Lola la de Tuto.
Se casó muy joven, a los 22 años tuvo a Maxi su primogénita y tres años más tarde a Leonardo. Tiene cuatro nietos, y cuatro biznietas, las “ratitas”, como cariñosamente las llama, la orgullosa bisabuela.
Cuando tenía 13 años, tuvo que dejar la escuela, en la que había aprendido a leer y a escribir y algo de matemáticas, gracias a Maruja, su maestra. Cuenta entre risas que la tabla del siete, la aprendió de una canción de la época que cada día sonaba en la radio.
Por circunstancias familiares, tuvo que ponerse a trabajar, en el oficio de lechera. Recogía por varias zonas de Hevia, a lomos de “Manolo”, un burro que asegura, que era más inteligente que muchos hombres. Llegaba a la estación de El Berrón con la carga y factura en tren, la mercancía hacia Langreo. Complementaba la tarea con el reparto de pan que se amasaban en la panadería El Colegial y que, aprovechando la recogida de leche, iba dejando por las casas. Al regresar de vacío, lavaba las lecheras y bidones, en la fría fuente del barrio de Pumarín y lindiaba una vaca que pastaba, por las orillas de los caminos.
Tuvo una infancia y una juventud dura y complicada. Le encantaba ir a las fiestas de la Salud de su pueblo y al cine a El Berrón, donde lo que más le gustaba, eran las películas de drama. En su infancia, disfrutaba de los bailes, que se organizaban en el salón que tenían sus padres, donde bailaban los jóvenes al son de una gramola, en la que sonaba María de la O y Los Campanilleros y se programaban obras de teatro. Recuerda la compañía de Magdaleno, que era de loas mejores de aquella época. Después de casada, se fue a vivir a casa de sus suegros y tuvo que aprender el oficio de ganadera. Se afilió a la agraria y aprendió a ordeñar a mano, hasta que años más tarde sus hijos la ayudaron a comprar una ordeñadora.
Una de las cosas de las que más orgullosa se siente, es de sus inicios laborales, por cuenta ajena, en unos invernaderos cercanos. El cobro de su primer sueldo fue el día más feliz de su vida, porque por primera vez, se sentía independiente.
Le gusta comer de todo y no tiene que hacer dieta, ya que goza de una salud estupenda, pero cuando más disfruta, es de los platos que le dan cocinados, especialmente de los postres.
Fue de las pioneras en viajar con el IMSERSO a Benidorm, en varias ocasiones. Le encanta conocer sitios nuevos y visitó Canarias y zarpó sin ningún temor en un crucero por el Mediterráneo, lo que le permitió recorrer Montecarlo, Florencia, Túnez y Roma entre otros destinos. Una “road movie”, la llevó a varios países europeos, en un autobús durante once días, en un viaje organizado. Quedó fascinada con Alemania, por sus paisajes y sus pueblos y ciudades.
Pertenece a la Asociación Fuente Clarina, donde juega al bingo los sábados. Los viernes, sin fallar uno desde hace muchos años, tiene una cita en casa de una amiga, para juagar al parchís. Los domingos va a tomar el vermut al chigre de la Asociación, en el local de la antigua escuela. Una vida de heroína, una vida rural.

La concejal de Villaviciosa Rocio Campos entregando un detalle del Ayuntamiento a la Abuela Campesina 2025 de Villaviciosa Lola Fernández Alonso