Begoña y su rosal

Cuenta la historia que una soleada mañana, una joven dama se puso a plantar un hermoso rosal en su jardín. Preparó la tierra con cariño, la removió, cavó el hoyo, y de pronto una roca se interpuso en su camino. Al sacarla, reconoció inmediatamente que aquello no era una simple piedra, era madera de araucaria fosilizada, azabache como popularmente lo conocemos. La dama quedó fascinada por su belleza y su intenso y salvaje brillo natural, y aunque al día siguiente volvió a su trabajo en su asesoría, dentro de sí sabía que algo había cambiado para siempre. Y es que la magia que desprende el negro azabache se había alojado en su corazón y no tenía pensado marcharse...

A día de hoy, aquella dama, es conocida en el mundo de la artesanía como Begoña Gutiérrez Fombella, una de las pocas azabacheras mujeres de nuestro país, quien ha hecho del azabache un modo de vida.

En los últimos años, el trabajo de Begoña ha alcanzado relevancia internacional, y con su taller Keka-Luna, ha recorrido diferentes países de Europa entre los que destacan Alemania, Bélgica y Francia, entre otros. Así mismo, su obra ha madurado hasta estar presente en diferentes museos, y lo más importante para ella: presente en las vidas de muchas personas, quienes optan, por llevarse un pedazo de esa magia en forma de azabache a sus hogares, bien en modo de broches, pendientes, gemelos para hombre, collares, esculturas... y ahora también con “Palabra y obra”.

Palabra y obra nace del afán del público de Begoña, que además de poseer una pieza única de joyería deseaba una obra mágica y singular, para vestir las paredes de sus hogares. Esta ingeniosa creación de la azabachera, funde la clásica sabiduría popular, que recoge de los más ancianos en forma de dichos, refranes, poesías y coplas, La Palabra; con la protección que entrañan sus piezas de azabache talladas a mano, La Obra.

Este proyecto está formado por tres elementos: Románico, Cigüa y “Quitaipón”.

Con Románico, inspirada en los pórticos del arte Románico y Prerrománico de la más clásica arquitectura, la autora invita al espectador a mirara a través de sus arcos e imaginar un mítico mundo de castillos y dragones.

Cigüa, para la protección y bendición del hogar y sus moradores, suscita que todas las energías que entren al hogar sean transformadas en pura y blanca fuerza vital.

Y con la expresión ya en desuso Quitaipon, Begoña pretende un doble juego y fin de la pieza, que puede vestir, bien una pared o un bello escote.

Begoña invita a todo visitante, intencionado o casual, a compartir anécdotas, frases, cánticos populares o lo que les dicte el corazón en el libro de visitas, y sobretodo te invita a recordar que todos somos creadores y sólo debemos dar el paso. ¿Y quién sabe? Quizás el tuyo esté también tras un simple rosal.

Ariana Tijerín

Begoña

“Este regalo del jurásico tiene forma de protector, pero para mí, la palabra que más lo define, es que fascina a todo aquel que lo toca”

Si estás interesado en recibir un curso de azabachería, adquirir una obra, ir de excursión por la senda del jurásico o si simplemente quieres saber más sobre este mágico material, no dudes en contactar con ella.

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