“Que veinte años no es nada” – Colaboración de Pilar Tuero
Malos tiempos para la lírica, para que el bebetón recién nacido pase de brazo en brazo por toda la familia, para darse un beso por primera vez, para bailar pegados. Para soltar la melena al viento y sentirse libre,como el sol cuando amanece. Contigo iría al fin del mundo se convierte en una expresión obsoleta, si lo máximo que puedes hacer es pasear a cinco kilómetros de tu casa y aleluya, que el otoño se ve bonito este año. La información ya no es poder, es aburrimiento y el mal de muchos no es consuelo para nadie. Habrá que redefinir conceptos y quitar refranes y frases hechas de nuestro vocabulario, destrozadas para siempre por una obsolescencia desprogramada por un mal que viene por el aire y hace saltar ERES y esperanzas por idéntico lugar.
Desaparecieron los arcoiris de las ventanas, y eso me confunde y me lleva a pensar que quizás los niños estén poniéndose apáticos de no poder compartir la nutella del recreo o soplar pompas de jabón ahora portadores de miles de gotas peligrosas como los serial killers. La risa se vuelve contagiosa en el mal sentido, lo mismo que cantar. Ya no hay coros y, que pena, porque cantar el mal espanta, pero ahora lo que espanta es que la curva es pronunciada, pero no sexi.
Y a ver como explicamos a los pequeñuelos que los Reyes o el Santa Claus no vienen porque está la cosa fea y el espacio aéreo no permite el paso de nuevas ilusiones. Habrá que estimular la imaginación más que nunca para crear seres fantásticos que vienen de lugares mágicos donde hay duendes felices que saltan a la vez que crean juguetes bonitos y baratos.
A lo peor es que me está sentando mal la cuarentena y ver uvas peladas en la compra on line hace que se me atragante el presente.
Y eso que no es simple.
Pilar Tuero
Foto Pilar Tuero