El carismático ‘Pepín el del Moderno’ pone fin a 40 años de hostelería en Villaviciosa
Vicente Alonso
José Fernández Valdés, más conocido como “Pepín el del Moderno”, uno de los hosteleros maliayeses más reconocidos por su famoso buen humor tras la barra, se prejubila el próximo 30 de junio. Ahora eepasa sus cuatro décadas dedicadas a la hostelería en Villaviciosa
“Cuando comencé hostelero no tenía mucha idea, pero puse empeño, aprendí y me gustó el oficio. Mis inicios fueron en 1.981 junto a otro socio en el Café Buhos donde estuve 13 años; allí empezaron a llamarme ‘Pepín el del Buhos’. Después di el paso de tomar las riendas del Bar Moderno, donde estuve los últimos 25 años, pasando a ser “Pepín el del Moderno”. Entonces los clientes más ocurrentes me pusieron el nombre de ‘Marqués de Abayu’, por el pueblo de Villaviciosa donde nací. Ahora que me prejubilo ya solo quiero ser, “Pepín el tranquilo”, dice con el fino humor de siempre
Ahora repasa estás cuatro décadas en las que siempre fue reconocido por su simpatía y el buen trato hacia los clientes. “La hostelería fue mi vida, y aunque fue una vida dura con jornadas de muchas horas, fue un trabajo y oficio que me gustó y me dio muchas alegrías. También tuve momentos duros, y viví situaciones difíciles. Ahora prefiero quedarme solo con los buenos recuerdos. Lo mejor que me dio la hostelería fueron los muchos amigos que hice, tuve la mejor clientela que se puede tener, gente muy fiel y cariñosa conmigo”.
También dice haber hecho mucho por ganarse y hacerse con una buena clientela a base de atender bien y sobre todo de estar siempre animoso. “A los clientes les amenizaba siempre las visitas, los recibía cantando, con un chiste, una broma, o una ocurrencia mía para cada uno, y hasta con dedicatoria. Los acostumbré y aunque yo tuviera un día malo ya me lo pedían. Nos la pasábamos muy bien. Los voy a echar mucho de menos”, afirma con la gracia que le caracterizó siempre
José Fernández Valdés, “Pepín el del Moderno”
Reflexionando recuerda como ha cambiado la hostelería en estos 40 años. ”Mucho, al cien por cien. Antes había más dinero y había más gente en los bares. En los 80 tenías que ponerte a la puerta del bar para poder cerrar a la una de la madrugada. Ahora la gente menguó mucho y hay menos dinero, a las diez de la noche ya puedes cerrar. Cambio la mentalidad, y nos hacemos más europeos”, reflexiona recordando también los cambios en la sociedad
Ahora en la despedida quiere dejar un mensaje de agradecimiento a sus clientes y dice acordarse del nombre de cada uno. “Voy a echar mucho de menos a todos y cada uno de los clientes que tuve, son un orgullo para mí, y me lo dieron todo en esta vida. Pero voy a recordar con mucho cariño a ‘Manolito el toledanu’. Fue el mayor colaborador que tuve en el bar, era el que me hacía todos los recados que necesitaba de la calle, ir a por el cambio, comprarme lo que necesitaba…. , más que un gran amigo, para mí era como un hermanu”
Sobre el futuro de la hostelería tras la crisis del coronavirus dice que ve un futuro difícil para el sector. “Esto del Covid-19 fue un golpe letal para la hostelería, va a acabar de abrasar y ahogar sobre todo a los bares pequeños con rentas altas. Veo el futuro muy negro para muchos negocios... mucho. Espero equivocarme pero creo que va a llegar una crisis muy dura”, dice en un tono serio
Pero a la hora de la ‘casi’ jubilación a este hostelero maliayés le queda todavía por pasar una dura prueba. “Realmente adelanto la jubilación porque tengo que operarme de las caderas como consecuencia de las muchas horas y años al pié del cañón. Me va a costar un triunfo dejar la hostelería, pero lo primero ahora es la salud”, afirma con preocupación
Si todo sale bien tras la operación dice ya tener planes, y solo pide tener salud. “Me gusta la pesca en la ría y salir en lancha a la mar. Sí quedó bien compraré una lancha para ir a pescar ‘xulies’; también tengo una güertina en Abayu, que me entretiene y relaja mucho”, dice esperando poder disfrutar de la nueva etapa de su vida y de sus aficiones.