Antonio Roble: Carta por el fallecimiento de mi amigo Benedicto Rubio
A mi amigo y compañero Benedicto Rubio
No sé si te fuiste con esa tranquilidad que era tu sello de identidad en la vida, con esa sonrisa y esa camaradería tan habitual en tí, siempre tu mano en el hombro de tus amigos, así eras tú. Tú voz pausada, tu optimismo contagioso. Recuerdo nuestra infancia; cuando vivías encima del Roxu, sólo en mi vida escolar “piré” una clase, fue aquel lejano invierno, ¡curioso; nevaba en el monte Cubera!, fui a verte porque tenías gripe y sacaste tu colección de “Comandos”, lo cierto es que pasamos la tarde leyéndola ¡cuántos recuerdos!
Tu facilidad para la amistad, ¿¡sabes!? Yo te llamaba tranquilón y tú respondías con una sonrisa: “¿¡Qué tal dandy!?”. Todo lo hacías fácil y contagiabas a los demás, siempre te dije eras como un hermano para mí.
Estés donde estés siempre te recordaré. No puedo retener las lágrimas porque tú te me mereces eso y mucho más……….
Un eterno abrazo “tranquilón”
- Antonio F. Robledillo