El día de ayer se conoció el fallecimiento en su lugar de residencia, Pollença (Mallorca), de Don Alonso Cienfuegos, "El Conde" tal y como era conocido por los vecinos del Valle de Peón y Candanal, donde está ubicado "el palacio" de su propiedad.

Don Alonso, así como anteriormente lo había sido su padre, fue un hombre que se destacó siempre por su apoyo incondicional a la parroquia de Peón. El padre de Don Alonso Cienfuegos, Don Luis Cienfuegos, I Conde de Cienfuegos, fue uno de los promotores de la carretera que hoy da acceso a Peón desde el Puente Arroes, si bien no pudo ver su proyecto realizado por su prematuro fallecimiento. Y, ya en fechas recientes, Don Alonso ofreció voluntariamente terrenos de su propiedad durante las obras de construcción de la Autovía del Cantábrico en el tramo Villaviciosa-Gijón, para facilitar al máximo el desarrollo de la nueva infraestructura. También realizó generosas aportaciones económicas y de terrenos para la localización del repetidor de televisión, para la instalación de la línea telefónica, para la realización de las fiestas patronales, para la construcción de la bolera, y para cualquier cosa que se le requiriese. Fue un hombre muy querido en el valle, siempre dispuesto a recibir amablemente en su casa a quien quisiera conocerla.

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Como agradecimiento a su generosidad en el año 2007 la A.VV. El Valle de Peón y Candanal le nombró Socio de Honor 2006, pretendiendo responder con este homenaje a todas sus muestras de solidaridad.

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Destacaba Mª Ángeles Benito, Nines, su mujer que, siendo Don Alonso descendiente de Jovellanos, parecía olvidarse por parte de la propia familia la descendencia de otra rama importante, la de los Cienfuegos.

Gaspar Melchor de Jovellanos, noveno de trece hermanos, murió soltero y sin descendientes. Fue su hermana Benita Antonia de Paula de Jovellanos la que casó con Baltasar González de Cienfuegos y Caso, V Conde de Peñalva, siendo padres, entre otros, de José María González de Cienfuegos-Jovellanos, Capitán General de la Isla de Cuba, a cuyo apellido se debe el nombre de la ciudad de Cienfuegos. Se trataba este del tatarabuelo de Don Alonso.

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Curiosamente, la familia Cienfuegos-Jovellanos está emparentada también con la familia procedente del "Palacio de les Portielles", en la frontera entre las parroquias de Peón y Candanal, ya que Carlos Cienfuegos Jovellanos y Bernardo de Quirós, tío de don Alonso, se casó en primeras nupcias con Teresa Menéndez de Estrada, una de "les señorites de les Portielles", antes de contraer matrimonio con Rafaela Escalera y Vigil, abuela de Pedro de Silva.

En cuanto al "Palacio de Buznéu", está documentada su pertenencia a Francisco de Carreño Estrada, natural de Valdesoto, donde falleció en 1700, quien fue juez noble en 1686 y se casó en Peón el 26-XI-1677 con Luisa de Peón Vigil, natural de Villaviciosa y fallecida en Valdesoto el 4-II-1724. Ambos fueron dueños de la casa de Buzneu, en donde vivieron. Serafina de Carreño Peón, hija de Francisco y Luisa, emparentó con la familia Jovellanos al casarse en 1703 con Andrés de Jovellanos y Jove de Huergo. Ambos fueron abuelos de, entre otros, Gaspar Melchor de Jovellanos y su hermana Benita.

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El palacio de Cienfuegos Jovellanos, también llamado de Buznéu, fue la casa solar de Jovellanos. Es un complejo arquitectónico formado por casona rectangular, torre circular, capilla cuadrada y otras dependencias auxiliares (vivienda de los caseros, establos, etc.). La torre es el componente más antiguo, probablemente de época tardomedieval; su finalidad defensiva se supone debido al grosor y el primitivo hermetismo de los muros, cuyos primeros vanos habrían sido saeteras, mientras los actuales (balcón y ventanas) serían de época posterior, contemporáneos del palacio.

La torre aparece documentada en el siglo XIII y, posiblemente, en sus orígenes fue más alta, habiendo sido cortada en señal de castigo del rey por la rebelión de los nobles.

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Las trazas de la muy sobria casona obedecen a un modelo muy frecuente en el siglo XVI. Tiene tejado a cuatro aguas, puerta de arco de medio punto con grandes dovelas, dos entradas laterales de arco apuntado, y vanos adintelados en la planta superior. La sencillez constructiva es su rasgo característico; la única ornamentación que se permite son los escudos de la familia existentes en las fachadas.

La pequeña capilla, con cubierta a cuatro aguas, posee una puerta de arco semicircular de gran luz y contrafuertes o machones en sus muros.

Todo el conjunto está perfectamente conservado, a pesar de su antigüedad, gracias a la indispensable mano de Nines.

Cabe en estos momentos recordar con gratitud y cariño a este hombre que siempre estuvo tan ligado a este valle a pesar de no haber residido en él.

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