En un primer momento el personal de salvamento de dicha playa  atendió al cetáceo hasta que personal de la Coordinadora para el Estudio y Protección de los Animales Marinos (Cepesma) llegó a la playa y procedió a estabilizarlo.

   Se trataba de un ejemplar de delfín común hembra que aún mantenía  las presiones placentarias visibles, con múltiples heridas, erosiones cutáneas e incluso ulceraciones en los lóbulos de la aleta caudal. Además, la quilla, a media longitud entre la aleta dorsal y la aleta  caudal, presentaba una inflamación considerable y se observó una  lesión severa con fracturas vertebrales.

HERIDAS DE HÉLICE

   No obstante, Cepesma cree que la causa de su muerte fue la imposibilidad de poder nadar adecuadamente, ya que la atrofia que sufría solo le permitía realizar movimientos lentos. A ello se sumaron diversas heridas que presentaba en el pedúnculo caudal producidas por  la hélice de una pequeña embarcación. Estos cortes, presumiblemente producidos algún día antes, propiciaron que el animal perdiese una importante cantidad de sangre y por consiguiente terminase muriendo.

   Del mismo modo, los expertos aseguran que hasta momentos antes de aparecer en las cercanías de Rodiles, el animal había sido alimentado por su madre, ya que presentaba abundantes restos de leche en el estomago.

   Se da la circunstancia que dos horas antes de recibir Cepesma la  información del servicio de emergencias 112 Asturias sobre la llegada del delfín a la playa, dos embarcaciones deportivas informaban a la  base de Cepesma de la presencia de un grupo de más de treinta ejemplares en la vertical de la playa, con comportamientos de aparentemente de agresividad con continuos saltos de costado y  chapoteos bruscos, motivados, posiblemente, por la inminente pérdida de uno de los miembros del grupo

22 Jul. (EUROPA PRESS)

Foto gracias a Pedro Castro