Todas las fotos del nombramiento de D. Agustín Hevia Ballina como Hijo Predilecto de Villaviciosa
PODEIS VER MAS DE 60 IMÁGENES DE TODO EL ACTO “PASO A PASO” E INTERVENCIONES EN EL ACTO
Don Agustín Hevia Ballina, Párroco de Lugás, Camoca y Valdebárcena, Villaviciosa, (además de archivero de la Catedral de Oviedo, o Director del Archivo diocesano) recibió este sábado de manos del Alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega el título de Hijo Predilecto de Villaviciosa. El acto solemne de entrega del título se celebró en un abarrotado Teatro Riera de Villaviciosa.
Además del Alcalde Vega, al acto asistieron el párroco de Villaviciosa, Jorge Cabal, Roberto Carneado, guía del monasterio de Valdediós, el presidente de la Cofradía Ntro. Padre Jesús Nazareno, y concejales villaviciosinos, entre otras autoridades. También se encontraban familiares, amigos, y una nutrida representación de feligreses de las parroquias donde ejerce el padre Agustín Hevia, que abarrotaron el Riera
Todos felicitaron a Don Agustín Hevia, quien se mostró emocionado y “Agradecido a Villaviciosa por el nombramiento, que es una gran responsabilidad, gracias a todos”
La Coral Capilla de la Torre puso el broche final al solemne acto.
Os dejamos 60 fotos del acto institucional ‘paso a paso’
Fotografías en el enlace inferior gracias al fotógrafo José Villarino
https://goo.gl/photos/asFd4GuCWuPXSCd66
Acto solemne en el Teatro Riera que se llenó de público
Presentado por la periodista de Villaviciosa, Isolina Cueli
Asistencia de
Alcalde, y corporación municipal
Autoridades eclesiásticas, Arcipreste y Párroco de Villaviciosa , Sra. Secretaría municipal
Representantes de diversas instituciones y asociaciones
Acto solemne de entrega del Título de Hijo Predilecto de Villaviciosa al Ilmo. Sr. D. Agustín Hevia Ballina, que de conformidad con el Reglamento Especial para la Concesión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Villaviciosa conlleva la entrega pública y solemne de diploma con el título.
Acordado el Pleno del Ayuntamiento de Villaviciosa, por unanimidad de todos los Grupos municipales, en la sesión celebrada el 29 de marzo, "por su cualidades personales, méritos relevantes y por sus servicios, especialmente los dedicados en favor de Villaviciosa que, han alcanzado alto prestigio e indiscutible consideración general en el concepto público".
Abrió el acto, el Sr. Alcalde Villaviciosa, D. Alejandro Vega Riego
A continuación realizó el eleogio de D.Agustín, el Rvdo D. Jorge Cabal, Arcipreste y Párroco de Villaviciosa y en nombre de las comunidades vecinales de Camoca, Lugás y Valdebarcena, intervino Roberto Carneado, Guía del Monasterio de Valdedios
LA Secretaría de la Corporación Municipal, Dña Ana Martínez Cardeli dio lectura extractada del acuerdo del Pleno de 29 de marzo de 2017
El Sr. Alcalde, D. Alejandro Vega Riego le impuso primero, el botón de solapa con el escudo de Villaviciosa. y a continuación, le hizo entrega del pergamino, acreditativo del título, obra de las monjas del Monasterio de San Pelayo de Oviedo
Seguidamente, D. Agustín firmó en Libro de Honor del Ayuntamiento de Villaviciosa y se dirigió a todos los presentes en un emotivo y sentido discurso
El mcolofón a este acto, lo pueso la Coral Capilla de La Torre
DESARROLLO DEL ACTO
PRESENTACIÓN DEL ACTO DE ENTREGA DEL TÍTULO DE HIJO PREDILECTO DE VILLAVICIOSA AL ILMO SR. D. AGUSTÍN HEVIA BALLINA
20 de mayo de 2016. Teatro Riera de Villaviciosa
-INDICACIÓN DE INICIO
Buenos días, va a comenzar el acto, ocupen por favor sus asientos
-BIENVENIDA Y SALUDO PRESENTADORA
Buenos días, les doy la bienvenida a este acto
Sr. Alcalde, y corporación municipal
- Agustín Hevia Ballina
Autoridades eclesiásticas, Sr. Arcipreste y Párroco de Villaviciosa , Sra. Secretaría municipal
Representantes de diversas instituciones y asociaciones
Sras y Sres
Comenzamos este acto solemne de entrega del Título de Hijo Predilecto de Villaviciosa al Ilmo. Sr. D. Agustín Hevia Ballina, que de conformidad con el Reglamento Especial para la Concesión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Villaviciosa conlleva la entrega pública y solemne de diploma con el título.
Así lo ha acordado el Pleno del Ayuntamiento de Villaviciosa, por unanimidad de todos los Grupos municipales, en la sesión celebrada el 29 de marzo, “por su cualidades personales, méritos relevantes y por sus servicios, especialmente los dedicados en favor de Villaviciosa que, han alcanzado alto prestigio e indiscutible consideración general en el concepto público”.
INTERVENCIÓN SR.ALCALDE
Tiene la palabra en primer lugar para abrir este acto, el Sr. Alcalde Villaviciosa, D. Alejandro Vega Riego
LAUDATIOS D. JORGE CABAL FERNÁNDEZ Y D. ROBERTO CARNEADO
-Interviene ahora el Rvdo D. Jorge Cabal, Arcipreste y Párroco de Villaviciosa
-Tiene la palabra en nombre de las comunidades vecinales de Camoca, Lugás y Valdebarcena, D. Roberto Carneado, Guía del Monasterio de Valdedios
LECTURA ACTA DE LA SESIÓN POR SECRETARIA MUNICIPAL
-A continuación, la Sra. Secretaría de la Corporación Municipal, Dña Ana Martínez Cardeli dará lectura extractada del acuerdo del Pleno de 29 de marzo de 2017
ACTO DE ENTREGA Y FIRMA EN LIBRO DE HONOR
(en centro del escenario y resto puestos en pie)
El Sr. Alcalde, D. Alejandro Vega Riego
Le impone primero, el botón de solapa con el escudo de Villaviciosa.
A continuación, le hace entrega del pergamino, acreditativo del título, obra de las monjas del Monasterio de San Pelayo de Oviedo
Seguidamente, D. Agustín firmará en Libro de Honor del Ayuntamiento de Villaviciosa (en pie sobre mesa dispuesta en el escenario, ante Secretaría municipal y Alcalde, también en pie)
INTERVENCIÓN D. AGUSTÍN HEVIA BALLINA
Ilmo Sr. D. Agustín Hevia Ballina, Hijo Predilecto de Villaviciosa, tiene la palabra
PRESENTACIÓN CORAL CAPILLA DE LA TORRE
Como colofón a este acto, la Coral Capilla de La Torre, ha querido estar presente, y le corresponderá el cierre musical del acto.
- José Manuel Ovín de la Vega, director de la Coral, hará a continuación la presentación de su actuación
DESPEDIDA ANUNCIO HIMNO
Despide acto, y anuncia interpretación Asturias Patria Querida
INTERVENCION ALCALDE DE VILLAVICIOSA ALEJANDRO VEGA
ACTO DE ENTREGA DEL TÍTULO DE HIJO PREDILECTO DE VILLAVICIOSA AL ILMO SR. D. AGUSTÍN HEVIA BALLINA
20 de mayo de 2016. Teatro Riera de Villaviciosa
Buenos días,
Querido D. Agustín Hevia Ballina
Concejales de la corporación municipal
Autoridades eclesiásticas, Sr. Arcipreste y Párroco de Villaviciosa, Sra. Secretaría municipal, Roberto
Representantes de diversas instituciones y asociaciones, especialmente, a los vecinos de Lugás, Camoca y Valdebárcena
Sras y Sres
En nombre del Ayuntamiento, les doy la bienvenida a todos a este acto.
Para la institución municipal, la entrega de un título honorífico, como es el de Hijo Predilecto, es algo muy importante, y es un honor, para la Corporación de Villaviciosa, a la que represento, hacerlo hoy con uno de sus hijos, que ha demostrado a lo largo de su vida, amor por su tierra, a la que ha dedicado siempre esmerada y valiosa atención
Dice nuestro Reglamento Especial para la Concesión de Honores y Distinciones, que se podrá otorgar este título a personas nacidas en Villaviciosa que “por sus cualidades personales o méritos relevantes, especialmente por sus servicios en beneficio, mejora u honor de Villaviciosa, hayan alcanzado alto prestigio y consideración general indiscutible en concepto público”
Honor a Villaviciosa, alto prestigio y consideración indiscutible, son cualidades que apreciamos todos en la descripción de la trayectoria de D. Agustín. Así lo ha entendido por unanimidad la Corporación, y como Alcalde, expreso de nuevo satisfacción y agradecimiento porque así haya sido.
Hace 36 años que un maliayes, un villaviciosino, está al frente del Archivo Histórico Diocesano de Asturias. Nada más y nada menos. 36 años dirigiendo uno de los archivos más importantes de Asturias.
Y permítanme, destacar este aspecto, acudiendo a una referencia que he encontrado en una entrevista en el periódico que edita la UNESCO
Ian Wilson, canadiense, Presidente del Consejo Internacional de Archivos( CIA), es entrevistado por Jens Boel, Archivero Jefe de la UNESCO para The UNESCO Courier, dice lo siguiente
“Creo que, .., la esencia de los archivos estriba en su carácter de instrumento del diálogo entre las generaciones. El Canadá cuenta hoy en día con de 30 millones de habitantes, pero yo, por mi condición de archivero, estoy al servicio de una población diez veces mayor: los 300 millones de canadienses que han vivido, viven y vivirán en esta tierra desde el año 1600 hasta el 2200”
Hagamos, traslación de Canada a España, a Asturias, a Villaviciosa, y podemos decir que D. Agustín ha estado y está, al servicio de los miles y miles de asturianos, y maliayes que han vivido, viven y vivirán en esta tierra
Los archivos son una fuente material de información esencial y un medio de comunicación entre los distintos periodos de la historia. Efectivamente, gracias a los archiveros, las generaciones pueden dialogar entre sí.
Todo lo que protegemos y conservamos, todo lo que hemos heredado de nuestros predecesores y todo lo que venimos a añadir a esa herencia, forma parte de un proceso de comunicación. Cada generación se plantea interrogantes sobre su pasado, en función de sus preocupaciones cara al futuro.
Por eso se puede decir, frente a la asociación generalizada de los archivos, con el pasado, que, al contrario, los archivos, guardan una relación esencial con el futuro.
Pasado, presente y futuro, están en la trayectoria de D. Agustín Hevia. Y no quiero dejar de referirme a una de esas coincidencias curiosas que se dan en el devenir histórico de los tiempos. Como saben, este año 2017, se cumplen 500 años de la llegada esta tierra del entonces Príncipe Carlos de Gante, luego Rey Carlos I y Emperador, como Carlos V.
A unos metros de aquí se alojó en la casa del que por entonces era Chantre de la Catedral de Oviedo, D. Rodrigo de Hevia. Era por tanto, un canónigo de la Catedral de Oviedo.
Hoy 500 años después, otorgamos este reconocimiento, a otro Hevia, a D. Agustín, Canónigo de la Catedral, también, y Archivero Capitular
Dos Hevias, villaviciosinos, vinculados a la Catedral de Oviedo, separados por 500 años, y unidos por haber hecho honor a Villaviciosa
Pero todos conocemos al D. Agustín, sacerdote de sus queridas parroquias de Santa María de Lugás, de San Juan Evangelista de Camoca y de San Andrés de Valdebárcena. Quizás, si tengamos que elegir, entre las imágenes que le caracterizan, elijamos la de la humildad de un párroco, esforzado por sus parroquias, por el patrimonio que es de todos, por sus feligreses.
Así lo han entendido también, las encargadas de ilustrar el pergamino que luego le entregaremos. Las monjas del Monasterio de San Pelayo de Oviedo. Aquí lo pueden ver en el diploma, han elegido, un raitanín y un libro abierto posado sobre uno de los capiteles de Santa María de Lugás. No podía ser otra.
Muchas gracias, por tanto, D. Agustín.
Muchas gracias
LAUDATIO Ilmo. Sr. D. AGUSTÍN HEVIA BALLINA Ilmo. Sr. Alcalde y distinguidos miembros de la Corporación municipal Ilmo. Sr. Vicario General del Arzobispado de Oviedo Ilmo. Sr. Vicario Episcopal de Gijón-Oriente Autoridades de orden público Sacerdotes que nos honráis con vuestra presencia Feligreses y vecinos de las Parroquias de Lugás, Camoca y Valdebárcena Estimados familiares y amigos de Don Agustín, estimados todos.
Querido Don Agustín Se conoce por “ilustrado” el adjetivo dicho de una persona “culta” e “instruida”. Y “culto” proviene del latín “cultus” adjetivo, que en su primera acepción, se dice de las tierras o de las plantas cultivadas. “Culto” e “ilustrado” es sinónimo de docto, erudito, sabio, letrado, versado, entendido, documentado, leído, enterado, educado, clérigo, científico, inteligente, enseñado, conocedor. No nos cuesta nada poner detrás de estos sinónimos su nombre… encajan bien con lo que vemos y apreciamos en usted en esta mañana de reconocimiento público a su persona y a su trayectoria sacerdotal, humanista, intelectual, cultural y de competente promoción de los sobresalientes valores que hacen fecunda la vida de nuestra preciosa comarca villaviciosina.
Si “cultus” se dice de las tierras o de las plantas cultivadas… usted se parece mucho a esta tierra que le distingue hoy… porque “Villaviciosa” es “Villa-Speciosa”, Villa “espléndida”, “hermosa”, “próspera”. “Espléndida” por su historia, por su cultura, por su patrimonio natural, etnográfico y artístico, por su religiosidad y por su gente. Usted nos entiende bien porque nos valora. 2 Constantemente podemos escucharle la multitud de matices por los que se significa nuestra tierra, y por eso, hoy todos los aquí presente y, muchos más, experimentamos el “sano orgullo” de contar con su trayectoria y aprecio que nos mueve a corresponderle, secundando esta merecida distinción que le vincula más hondamente, si cabe, a Villaviciosa. De todos los sinónimos de “culto” e “ilustrado” con el que hemos comenzado esta laudatio y que la lengua de Cervantes nos permite utilizar y que le definen, permítame que me fije en tres adjetivos que nos ayudan a conocerle mejor y a valorar, aún más, si es posible, su persona y su quehacer.
“Culto” e “ilustrado” es sinónimo, como hemos escuchado, de “clérigo”. Sí, Don Agustín, es por encima de todo un sacerdote. Nace en Lugás el 24 de agosto de 1938. Inició sus estudios primarios en la Escuela Nacional de su pueblo natal, pasando en 1951 a formar parte del Seminario Menor de Covadonga y posteriormente del Seminario Metropolitano de Oviedo dónde realizó brillantemente sus estudios eclesiásticos. Recibió la ordenación sacerdotal el 30 de marzo de 1963. Por su preclara capacidad intelectual fue enviado a ampliar estudios a la Universidad Pontificia de Salamanca dónde se licenció doblemente en Filología Clásica y en Filología Bíblica Trinligüe. En nuestro Seminario ha desarrollado una generosa labor docente, entre otros centros, en el Instituto Superior de Estudios Teológicos de Oviedo de nuestro Seminario Metropolitano como profesor de Lengua Latina y Griego Bíblico. No se conoce alumno, entre los que tengo el privilegio de ser contado, que no le tenga estima sincera a Don Agustín por su dedicación y estima por sus alumnos, estima que es correspondida por las numerosas generaciones de sacerdotes que aprendimos “a declinar” con nuestro querido profesor “Don Agustín”, porque el don, si se quita ni se pone se deja dónde está. En la actualidad desarrolla su incansable actividad ministerial como Párroco de Lugás, Camoca y Valdebárcena; además de Canónigo Archivero Capitular de nuestra Catedral Metropolitana, Capellán de las Carmelitas Descalzas de Oviedo, Vicepresidente de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España y Secretario de la Revista FilosóficoTeológica “Studium Ovetense”.
No sólo en las parroquias que sirve conocen bien su entrega pastoral, también, los sacerdotes del 3 arciprestazgo apreciamos su alto sentido eclesial y sacerdotal, así como, sus siempre ponderadas y sabias reflexiones que ayudan al trabajo en comunión, trabajo siempre difícil e imprescindible para mostrar la hermosura de la Iglesia, que es, lo que ha querido su Señor: un misterio de comunión. “Culto” e “ilustrado” es sinónimo, como hemos escuchado también, de “docto”. Sí, Don Agustín es también un hombre docto, un intelectual. Lo hemos dicho: profesor de Latín y Griego, pero también, del Tratado Teológico de “Gratia Christi”, profesor de lengua francesa e inglesa, de Historia de las Religiones, de Latín Cristiano y Griego Bíblico. Una impronta académica que sigue ejercitando, porque, el saber no ocupa lugar y no se puede reducir sólo a un aula de un centro de estudios. Don Agustín enseña con delicado esmero cuando habla y cuando escribe haciendo hermoso el oficio de comunicar para no caer en la tentación de decir sin pensar y de decir de cualquier manera. Nuestro hijo predilecto cuida lo que dice y como lo dice como es propio de un educado, científico y documentado pensador.
Son considerables sus aportaciones en numerosas asociaciones y sociedades, cito sólo algunas vinculadas especialmente a nuestra tierra asturiana: Miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos, de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, de la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa, Socio fundador (con la letra N) de la Biblioteca Antigua Asturiana, de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía. Fuera de nuestras fronteras también conocen la competencia y colaboración de nuestro ilustrado, aportando sus ideas en revistas científicas como Memoria Eclesiae, Helmántica y Voz Latina entre otras. Quien no conoce, además, su inagotable contribución en los diarios La Nueva España y el Comercio, así como, en el semanario diocesano Esta Hora dónde, con frecuencia, nos sorprende con alguna curiosidad que permanece oculta a nuestros sentidos y gracias a su capacidad investigadora se nos presenta con sorpresa, ayudándonos a conocer mejor, los tesoros de nuestra comarca y de nuestro patrimonio humano y religioso. Cuanto hemos aprendido con sus artículos del Magnífico Conjunto Monástico de Valdediós, de los numerosos y espléndidos templos del prerómanico y románico con los que están sembrados nuestros pueblos y nuestra Villa, ésta última, conoce bien sus 4 aportaciones, entre otras, de tantos elementos propios, por ejemplo, de nuestra querida Semana Santa; de tantas fiestas y devociones que aprendemos a valorar gracias a que las conocemos mejor por lo que Don Agustín nos cuenta y escribe.
En definitiva, esta mañana, reconocemos y agradecemos tener un hijo predilecto que dedica tiempo y trabajo a esa importante facultad del hombre de hacer de la vida y de la realización humana una experiencia de verdad, de bondad y de belleza, o lo que es lo mismo, gracias por ayudarnos a no perder la memoria de lo que fuimos, para seguir siendo lo que somos y llegar a ser mañana mejor de lo que fuimos y de lo que somos. Porque no podemos cansarnos nunca de progresar en la virtud que nos hace capaces de participar de la verdad, de la bondad y de la belleza. Por último, “culto” e “ilustrado” es sinónimo, como hemos escuchado, del adjetivo “sabio”. Sí, Don Agustín es también un sabio. En palabras de Santo Tomás de Aquino en su obra Summa contra Gentiles (I, cap. 1), el Doctor Angélico, nos enseña que “comúnmente suelen llamarse sabios a quienes saben ordenar directamente las cosas y gobernarlas bien”. Por eso, de todos los atributos del sabio, es propio suyo ordenar, es decir, considerar las causas más altas. Querido Don Agustín, desde hoy Ilmo. Sr, reconocemos y aplaudimos esta mañana en usted a un sabio porque este acto manifiesta afecto, reconocimiento, gratitud, por tanto cariño a esta tierra que hoy le distingue como uno de sus hijos predilectos, y esta predilección nos ha salido del alma porque significamos que su ministerio pastoral sigue siendo importante y fecundo para la vida de mucha gente, porque su “oficio de sabio” lo sigue ejerciendo con dedicación y cercanía, un oficio que consiste en buscar la sabiduría, y por tanto, la unidad o síntesis de la realidad. Usted logra esa síntesis entre sacerdocio, altura intelectual y cercanía a la vida y las nobles costumbres de nuestros pueblos y sus gentes que encuentran siempre en usted un próximo y “sabio” paisano. Esta merecida y unánime distinción saca a la luz un sentimiento que permanecía oculto en el corazón de tantos: con usted aprendemos a considerar que la vida de la Iglesia es la vida de nuestra gente y que el Evangelio de Cristo forma parte de las entrañas de nuestro ser y de nuestro actuar. Gracias por ayudarnos a considerar las causas más altas. 5 Permítanme concluir manifestando nuestro agradecimiento en nombre propio como Arcipreste, de los sacerdotes del arciprestazgo de Villaviciosa y en el de toda la Iglesia Diocesana; al Sr. Alcalde D. Alejandro y a toda la Corporación Municipal por hacer suya la propuesta que ha dado a luz la concesión de esta importante distinción, a las parroquias de Lugás, Camoca y Valdebárcena que han mostrado tan generosamente su adhesión cordial a este nombramiento, y a todos ustedes que con su presencia aplauden este reconocimiento.
Querido Don Agustín que la Sabiduría, que no es algo sino Alguien, le siga sosteniendo como sacerdote, humanista y sabio y con las palabras de la Sagrada Escritura en el Libro de los Proverbios le decimos: Dichoso el que encuentra sabiduría, el hombre que logra inteligencia: adquirirla vale más que la plata, es más provechosa que el oro y más valiosa que las perlas; no se le comparan las joyas. En la diestra trae largos años, honor y riquezas en la izquierda; sus caminos son deleitosos, todas sus sendas prosperan; es árbol de vida para quienes la acogen, son dichosos los que se aferran a ella. (Prov. 2, 13-18). Muchas felicidades Don Agustín. Muchas felicidades Villaviciosa por contar con hijos tan predilectos Muchas gracias a todos
Reseña sobre la labor de Don Agustín Hevia Ballina en las parroquias de Camoca, Lugás y Valdebárcena:
ROBERTO CARNEADO
Era un Jueves Santo del año 1994, cuando Don Agustín Antonio Hevia Ballina acudía a la parroquia de San Juan Evangelista de Camoca como sustituto del entonces párroco, el Padre Ricardo Suárez, fraile dominico que se había visto aquejado de un ictus. Era un día soleado, pero muy poco concurrido en cuanto a número de fieles, tan solo tres. Se encontró con una iglesia de estilo románico tardío que se hallaba en muy mal estado. Su cubierta estaba afectada por un buen número de goteras, varias vigas y pontones en deficiente estado, paredes con abundantes desconchados y una notable humedad por capilaridad. La tarea era ardua, pero para nada le asustaba, pues ya había participado en la restauración de varios templos del Concejo de Villaviciosa que se encontraban en ruina. Uno de ellos fue el de San Martín de Ternín. Una antigua iglesia, también de estilo románico, luego convertida en capilla, que gracias al impulso de Don Agustín y a la ayuda prestada, tanto por el vecindario de Ternín, como por el resto de feligreses de San Andrés de Valdebárcena, felizmente había sido recuperada para el culto. En el caso de San Martín las labores de desescombro se iniciaron el último sábado de agosto del año 1986.
Seis años después en la parroquia de Camoca, en el barrio del "Llanu" era inaugurada la capilla de San José, el 29 de marzo de 1992, en una solemne eucaristía presidida por el entonces Arzobispo de Oviedo, Don Gabino Díaz Merchán, tras 54 días de duros trabajos dirigidos por Hevia Ballina. Además, en el acto de despedida, Don Agustín animaba a las autoridades presentes a recuperar las ruinas de la capilla de Santiago de la Ballera sita en Villaviciosa. Esta capilla gracias a su impulso y al de La Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa se ha conseguido salvar de la ruina.
Una vez que el entonces Vicario del Oriente, Don Juan Antonio Menéndez , actual Obispo de Astorga, le encomendaba definitivamente la parroquia de San Juan de Camoca, al no haberse recuperado el Padre Ricardo de la grave enfermedad que le aquejaba, elaboró un inventario detallado de todo lo que se guardaba en el interior del templo, para a renglón seguido ponerse en contacto con las distintas administraciones, tanto local como autonómica, con el fin de obtener financiación económica, para emprender las obras de restauración que se precisaban acometer en la iglesia parroquial. La intervención se llevó a cabo gracias a una subvención concedida por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, en colaboración con el Ayuntamiento de Villaviciosa, para rehabilitar conjuntos monumentales ubicados en pleno Camino de Santiago, gracias a una solicitud redactada y presentada por el propio Don Agustín. La obra fue supervisada por el arquitecto municipal, D. José Luis Carballo y dio comienzo después de la Semana Santa del año 1995. La intervención se centró en la construcción de una nueva cubierta de artesonado de castaño y la recuperación de su fisonomía románica, en parte enmascarada por intervenciones posteriores. Las obras fueron inauguradas el segundo domingo de julio del año 1995, el día de la fiesta Sacramental de la parroquia. También ese día se estrenaba un reloj programable que había sido financiado por un matrimonio de la parroquia.
Ese mismo año Hevia Ballina animó a sus feligreses a recuperar la fiesta de San Juan Evangelista, patrono de la parroquia y en colaboración con la Asociación de Vecinos, se organizó un concierto navideño a cargo de la Coral Capilla de la Torre de Villaviciosa, el primero que esta masa coral ofrecía fuera de la capital del Concejo.
En el año 1996 con un dinero aportado por la Consejería de Cultura se confeccionaron unas puertas nuevas, para la iglesia parroquial y al año siguiente se entronizaba en el templo parroquial el retablo del Santo Cristo de la Misericordia que había sido restaurado unos meses antes.
En el año 2005 Don Agustín iniciaba los trámites para construir una nueva batería de nichos en el cementerio parroquial, se sustituyó la cubierta de uralita del resto de nichos por una de teja árabe y se pintó todo el Campo Santo. En el mes de diciembre, el día de la fiesta del patrono del pueblo se organizó una misa solemne presidida por el entonces Arzobispo de Oviedo, Don Carlos Osoro Sierra, para conmemorar los 1.100 años de la fundación de la parroquia de Camoca y se bendijo una nueva imagen del Santo Patrono de la parroquia, tallada por el escultor José Cuadra Sánchez.
Al año siguiente Hevia Ballina presentó a la Asociación de Amigos del Paisaje de Villaviciosa "Cubera" la candidatura de la parroquia de Camoca al premio Aldea más guapa, por toda una trayectoria restauradora. El galardón fue concedido por Cubera en el mes de octubre de ese mismo año.
Una forma de estrechar los vínculos entre los feligreses y su párroco fue la programación de varias salidas fuera de la parroquia, varias veces al año. Para ello organizó toda una serie de excursiones, tanto por el Principado de Asturias, como por otras comunidades autónomas. La peregrinación del grupo de catequesis al monasterio de Santa María la Real de Valdediós o a la Novena de Covadonga.
En el año 2015 Don Agustín dirigió los preparativos, para la celebración del 400 aniversario de la fundación de la Cofradía del Rosario de Camoca y el primer domingo de octubre del año pasado bendijo, el día de la fiesta de la Virgen del Rosario la nueva imagen de la titular de dicha cofradía, obra del escultor José Cuadra Sánchez.
En el año 2.000 Don Agustín fue nombrado Rector del Santuario de Santa María de Lugás y párroco de la parroquia de San Andrés de Valdebárcena.
En el Santuario de Nuestra Señora de Lugás, donde se venera la Virgen de sus cariños de niño, de sus quereres de adolescente, de sus amores de toda la vida, también llevo a cabo una intensa labor recuperadora. Se restauró la Hospedería de Peregrinos destruida por un rayo; la Casa de Novenas construida entre los años 1575-90; el Altarín Sacramental levantado en 1861; el Polvorín obra de 1857; el lienzo para el monumento del Jueves Santo obra de 1827 -casi perdido-, el reloj de sol pintado en 1822 por Fray Hilarión monje ex conventual de Corias, el Oratorio de Ánimas, así como las capillas de San Mamés de Cermoñu y San Pedro de la Barquera. Recuperó las imágenes de San Roque y San Miguel Arcángel, desaparecidas durante el transcurso de la Guerra Civil. Las imágenes fueron talladas y policromadas por José Cuadra Sánchez. También llevó a cabo la ampliación del cementerio parroquial, con la construcción de una nueva batería de nichos y recuperó algunas sepulturas, dotadas de inscripciones históricas.
Hubo otras participaciones significativas fuera del Concejo de Villaviciosa, como la rehabilitación de las capillas de Santa Catalina de Alejandría y la Magdalena del Monsacro, finalmente restauradas por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias.
Mayor fue el compromiso y acción en la restauración de la Iglesia de San Juan de Berbio, en el vecino Concejo de Piloña.
En la parroquia de San Andrés de Valdebárcena, además de recuperar la antigua iglesia de San Martín de Ternín, emprendió intervenciones en la cubierta de la iglesia parroquial y amplió el cementerio.
En el Concejo de Villaviciosa también recuperó la capilla de San Antonio Abad de la parroquia de Santa Eugenia de los Pandos y en San Vicente de Grases la capilla del Niño Jesús, propiedad de Doña Esther Casielles.
En definitiva han sido hasta el presente, veintitrés años de intensa labor pastoral en Camoca y diecisiete, en el caso de Lugás o Valdebárcena que han pasado como un soplo de viento. En estos años ha habido momentos de inusitada alegría, también de cierta tristeza, en el momento de acompañar a feligreses que han terminado su ciclo terrenal.
A los pies de la Santina de Lugás, San Andrés apóstol y San Juan Evangelista dejamos como petición que a través de sus intercesiones le concedan buena salud, para continuar en los años venideros al frente de nuestras parroquias de Lugás, Valdebárcena y Camoca.
INTERVENCION DE DON AGUSTIN HEVIA BALLINA....
DISCURSO EN ENTREGA DE TÍTULO DE HIJO PREDILECTO DEL CONCEJO DE VILLAVICIOSA, 20 DE MAYO DE 2017
Ilmo. Sr. Don Alejandro Vega Riego, Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Villaviciosa.
Ilma. Corporación Municipal del Ayuntamiento de Villaviciosa
Ilmo Sr. Don Jorge Juan Fernández Sangrador,Vicario General del Arzobispado de Oviedo, en representación del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo.
Ilmo. Sr.Don Adolfo Mariño Gutíerrez,Vicario Episcopal de nuestra Vicaría de Gijón-Oriente.
Rvdo. Sr. Cura Párroco y Arcipreste de Villaviciosa, Don Jorge Cabal Fernández,
Relator de los méritos y Postulador del título que hoy se me entrega.
Carísimo amigo Roberto Carneado, representando a las Parroquias de Lugás, Camoca y Valebárcena.
Rvdos. Compañeros Párrocos de las parroquias de este Arciprestazgo de Villaviciosa.
Muy queridos feligreses de mis Parroquias de San Juan Evangelista de Camoca, Santa María de Lugás y San Andrés de Valdebárcena.
Queridos colaboradores voluntarios del Archivo Histórico Diocesano y del Archivo y Biblioteca de la Catedral de Oviedo.
Sr. Vicedirector del Real Instituto de Estudios Asturianos RIDEA, Don Andrés Vega Martínez, en representación del Sr. Director del Real Instituto.
Sres. Presidentes de la Asociación de Vecinos, “La Llosa” de Camoca. De la Asociación de Vecinos “El Miravete” de Lugás; de San Andrés de Valdebárcena y de la Asociación de “La Capilla” de Poreño, en la vecina Parroquia de Santa María de Celada.
Sra. Presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, del Concejo de Villaviciosa.
Queridos miembros de la Hermandad de Antiguos Alumnos y Amigos de Valdediós.
Queridos Amigos, miembros y compañeros de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo, ASPET.
Muy queridos familiares, que, con vuestro cariño animáis siempre mis labores y dedicaciones.
Muy queridos amigos todos en estas tierras villaviciosinas, objeto de mis quereres y de mi cariño y especial devoción y entrega.
Señoras y Señores:
Desde hace largos días, cuando la Corporación Municipal de Villaviciosa tomó acuerdo unánime de nombrarme HIJO PREDILECTO DE VILLAVICIOSA, he meditado larga y profusamente sobre el tenor que convendría conferir a estas mis palabras en este solemne acto. Tenía unas vías fáciles, limitarme a una acción de gracias protocolaria con que salir del paso –aspecto que resultaría más frío y como lejano o, más bien, si dirigirme a vosotros por los derroteros de conferir a mis palabras un tono más lleno de calor, rezumante de intimismo y mayor cercanía a los oyentes, a este público cariñoso , que habéis querido honrarme con vuestra presencia, tan nutrida, y arroparme con tantas muestras de cariño y afecto, los más sinceros.
Al serme tan dificultosa la elección, tomé la decisión bien meditada de encauzarme por las veredas para mí muy trilladas del cariño y del afecto, sentimientos a que obedece más vuestra cercanía y presencia hoy en este aquí y ahora, salpimentándolo con su pizca de sano humor. No cabe la más insignificante duda, que aguardáis de mí el calor de la palabra bien cuidada –esa suele ser una muestra de mi expresividad desde la fuerza arrolladora de la palabra, que llega a darnos vivencias de intimidad, con efectos hasta curativos –me preside aquí una expresión del gran médico que fue Don Pedro Laín Entralgo en su Curación por la Palabra cuya fuerza sanativa y reconfortante llega, en su búsqueda de intimidad, hasta lo hondones del alma-.
Un recuerdo familiar me suministra ejemplo hermoso del efecto curativo de la palabra. Recuerdo de mi abuelo Aniceto Ballina Vega, que solía verse atacado de accesos de asma, que le conferían aspectos cercanos a un posible colapso. La primera reacción del abuelo era: “Llamaime a Don Manuel Pedrayes, el médicu y a Don Gervasio, el cura”. Cuando habían llegado, cada uno , después de cumplir con sus ministerios, se sentaban al borde de la cama a charlar con el enfermo. Los efectos sanativos de la Palabra no se hacían esperar y, pronto había ya mejorado el enfermo, que había estado a punto de morirse, haciendo superfluos los remedios, que podían aplicar el Cura y el Médico. A tales efectos sanativos y curativos de que la palabra es portadora podrían añadirse los intrínsecos a la palabra, que, cual una flecha o dardo, o “como penetrante espada de doble filo se adentra hasta las más íntimas interioridades, allí donde se separan mente y espíritu, coyunturas y tuétanos y donde se dividen los pensamientos y las intenciones del corazón”, según nos dice el autor de La Carta a los Hebreos (Hebr, 4,12). Perdonadme si he incurrido en anacoluto. A la palabra portadora de cariños y de calor del alma, recurriré, pues, en mi discurso, con el ejercicio de un género nuevo para mí, en que quisiera ensayarme, por ver si consigo salir airoso del intento de hacer de este acto algo más que lo que prescribe el protocolo, consiguiendo unos efectos que se claven más en los hondones del alma, a través de mi palabra más cálida y efusiva.
He de decir, que, mientras escuchaba las palabras de la Señorita Secretaria de esta Sesión de la Corporación Municipal, bien pensé que me había equivocado de sala, viniendo a parar a otra en que se estuviera proclamando méritos y actuaciones que correspondieran a otro homónimo, llamado igualmente Agustín Hevia Ballina, a quien se dirigieran tales elogios, al igual que la “laudatio” del Sr. Cura Párroco-Arcipreste de Villaviciosa o las palabras, que, representando a las tres Parroquias de San Juan Evangelista de Camoca, de Santa María de Lugás y de San Andrés de Valdebárcena, me ha dirigido Don Roberto Carneado, discípulos ambos, en distintos ámbitos, en quienes, como maestro me siento feliz y honrado de haber dejado impresa profunda huella de cariño y afecto. Ambos a dos han sido igualmente proclives a la proclamación de unos méritos, que pueden parecer exagerados. Hube de aterrizar en la realidad, comprobando que las palabras, bien o mal que lo quisiera, estaban dirigidas a mi persona y, obviamente, no puedo menos de agradecerlas, cual se merecen.
Dicho esto, a manera de prolusión o prólogo introductorio, trataré, desde la fuerza de mis primeros recuerdos, y con su ayuda, de hilvanar los perfiles de carácter biográfico, que me han venido como guiando hasta este encuentro aquí, con vosotros, desde unas recordaciones que, grabadas en lo hondo del alma, no han pasado en modo alguno por los tamices, bien estudiados por la comisión municipal pertinente, encargada de examinar el expediente que conduce a este momento. Y así, viniendo a lo primero, como dejó dicho el padre Gregorio Astete, considerad esto que os propongo:
1).- En cómo un niño de cuatro años tomó la decisión firme y eficaz de fugarse de la escuela.
Era, sí, una fuga bien planeada, mejor meditada y cumplidamente eficaz en su realización, sin pensar en lo que iba a pasar el día después, como superación de unos inicios tan azarosos con que dar comienzo al primer día en que pisaba la escuela aquel niño que vino a encontrarse en el trance de dar respuesta a unas palabras de agradecimiento a cuanto de él ha venido a pronunciarse aquí y ahora. Vuelvo a hacer uso de la memoria viva, como el primera día. Sería entre el catorce y el veinte del mes septembrino del año del Señor de 1942. El niño aquel era traído por su madre a la escuela de Lugás. Por todo equipamiento de material escolar, llevaba en una bolsa hecha de un trozo de sábana de las de lino que había tejido la bisabuela Socorro, que resultaba ser “texedora”y que la madre del niño aquel, con ilusión, había “afilvanado” para llevar el Libro de Rayas, con más una pizarra y un pizarrín. Tales eran los prolegómenos preparatorios, con que iba a iniciarse el tan crucial día de la fuga de la escuela.
Había insistido la Señorita maestra, que el niño aquel debía ya, cuanto antes, empezar a ir a la escuela. A la objeción maternal de “ye que ye tan pequeñín”, respondió la maestra imperativa: “Déjelo, Carmen, usted mándemelo, que los grandes hombres empiezan desde muy pequeños”. La madre no pudo menos de asentir a tan filosófica reflexión, que quizá le excedía; “si ye así, mandareilu mañana, si i paez, señorita”, y abundó la abuela Balbina: “ye verdá, señorita; la cibiellina, de pequeñina que endempués ya non retuerce”. “No se hable más”, dijo la maestra, imperativa cual era siempre su tenor y carácter; mañana a las nueve, en la escuela”.
El niño aquel compareció en la escuela del encantador pueblo de Lugás. Cuatro años eran los que acababa de cumplir el niño aquel. Cantó por primera vez el “ Cara al sol”, rezó por primera vez el “Dios te Salve, María”, que ya llevaba “bien deprendíu de so güela” y acató la orden de la maestra: “siéntese ahí y estése sin moverse”. “Escriba en la pizarra las primeras letras de ese cuaderno”.Aquello no tomaba muy buen cariz para el infante a que aludimos e inició los cálculos que, cuando la maestra estuviera más distraída, poniendo deberes a los mayores, le llevaran a poder escaparse de tanto“ordeno y mando”. El problema se presentó respecto a la bo
las, en que traía las cosas de la escuela. No iba a dejarla, puesto que era suya. Hizo un primer intento de tanteo hasta la escalera. Bajó los primeros escalones, sin la bolsa, pero decididamente tampoco era cosa de dejarla abandonada. Volvió atrás. Hizo un segundo intentó con éxito personal y el de la bolsa y enfiló a toda velocidad el camino que baja al pueblo por la Cruz.
No faltó el “polija” de turno, que le susurró a la maestra: “señorita: Agustín escapóse”. Reacción de la maestra: “A ver, José” –era Pipo, el que luego fue fotógrafo aquí en Villaviciosa- vaya corriendo tras él y, cuando lo alcance, lo trae por las buenas o por las malas”. Fue, más bien, por las malas, como era de esperar: entre “esberridíos, gritos, lloros, mordiscos , llantos y rasguñazos” el héroe de aquella primera fuga de la escuela retornó, mejor, fue reconducido al redil escolar. En la exquisita pedagogía de la maestra, solamente un gesto y una orden taxativa: “siéntese ahí y no se le ocurra volver a marcharse”. Y no se le ocurrió, no, sino que desde aquella primera fuga, el niño aquel tomó tal gusto a la escuela, que muy luego aprendió a leer y ya los libros fueron de por vida sus compañeros inseparables y de predilección. ¿Cuántos los leídos desde entonces?. “Chi lo sá?”, dicen los italianos. Sí, ¿quién lo sabe? Resulta imposible aventurar números y no voy a hacerlo.
2).- De cómo el niño aquel eligió estudios para su carrera.
Y volviendo al incipiente adolescente que empezaba a ser el niño aquel, al infante que ya iba quedando atrás se le planteaba un problema: ¿Qué estudios encauzarían su vida?. La maestra –mi más expresivo cariño para ella: Doña Luzdivina Suárez Nosti, de Pola de Siero. Vocacionada para la enseñanza, fue el primer modelo de docente para el niño aquel que la quería y acabó casi adorándola: a pesar de las muchas travesuras, apenas dos o tres veces llegó a experimentar los efectos de la flexible vara de avellano, que solía estrenar con aquel que, a petición de la maestra, se la llevaba bien pelada y puesta en disposición.
Con aquel niño que se acercaba a la disyuntiva de elegir unos estudios, había dos fuerzas que se presentaban como candidatas a ganarse la voluntad todavía infantil del niño: queríale la maestra “Ingeniero Industrial”, decía ella. “Ud., Agustín, tiene madera, para ser Ingeniero y mejor Industrial”, y todo eran intentos, por parte de la Señorita Maestra de que hacia esos estudios se encaminara la voluntad del niño. Ello lo llevó muy pronto a hacer como elemento decisivo y preliminar el ingreso en el Colegio de San Francisco de Villaviciosa.
Por el otro extremo, tensando la cuerda, tiraba del niño aquel el cura párroco, Don Gervasio González Pérez, de Villapedre en Navia. Si autoritaria era la maestra, más lo
era el cura. En la Catequesis de primera comunión, el niño Agustín constituía el apoyo para sus preguntas, que exigían más el ejercicio de la memoria. Sin ser ningún prodigio, el niño aprendió todo el Astete de memoria. Ojalá lo hubiera llevado a la práctica, con la misma eficacia con que tan bien lo había memorizado. Naturalmente, el cura barría para casa y ofrecía su modelo personal de cura y lo que suponía la carrera de sacerdote. No era de tanto relumbrón como lo que ofrecía la alternativa de la Maestra, es verdad, pero ofrecíasele más asequible.
Y llegó la decisión, al fin. La recuerdo muy bien. Era un día frío y otoñal. Había ido a la Villa a buscar masilla y unos cristales, a la fontanería de Orillés (podría recordarlo Germán). Don Gervasio, acogedor, que siempre fue, invitó al niño aquel a tomar unas galletas con vino de misa, cuando volvió a la Rectoral, con frío no digo en el alma, pero sí aterido en el cuerpo. Sacó el cura la conservación: ”Agustín, va siendo hora que te decidas qué carrera vas a estudiar” Lo que siguió fue un momento para pensarlo -¿fue aquello vocación, llamada sobrenatural, misterios de DIOS?. Díficil resulta definirlo (pienso que en la respuesta no podía el niño aquel que ya tenía diez años, volar tan alto ni hasta tantas sutilezas, lo cierto es que respondió : “yo si fuera como los de Valdediós, me gustaría estudiar pa cura”. Y el cura –el Señor con seguridad- cogió al niño de marras aquel por la palabra. Y, al día siguiente, ya estaba provisto de los libros de latín, de historia y de matemáticas, que el cura había ido a buscar a Valdediós, para preparar con sus clases el primer año e ingresar en segundo curso en el Seminario Menor de Covadonga.
Lo que estudiaba el niño aquel era latín -¿era latín o una cantidad ingente de novelas que aquel niño empezó a degustar? De la Biblioteca del cura iba sacando, a escondidas, casi subrepticiamente, novelas y novelas: muchas de Palacio Valdés (La Aldea perdida, Marta y María, José). De Julio Verne, Ochenta mi leguas de viaje submarino. De Hugo Wast, algunas que hablaban de gauchos y de la Pampa. De Wenceslao Fernández Flórez, algunas; algo de Rosalía de Castro, siendo lo que más apasionó al niño aquel el libro sexto de la Eneida virgiliana, que llegó a terminar, con sus muchas alusiones mitológicas, que tanto le extrañaban, siguiendo la traducción de Lorenzo Riber, obra que, como las otras, tenía el cura en su librería personal. Leía también un sin fin de obras de Pedro Muñoz Seca, en la colección de la Galería Dramática Salesiana. Y del latín, ¿qué?. El niño aquel hacía rápido los deberes que le dejaba marcados el cura, cosa de diez minutos y el resto, a las novelas. ¡Qué año aquel para aquel niño, de once años, que leía casi en atracón, libros que se esperarían inasequibles para su corta edad, pero en los que se adentraba con fruición, aún a riesgo de ganarse las duras reprimendas, que el cura párroco le endilgaba. Las voces del cura, cuando no sabía la lección, se oían desde casa y el niño que todavía era se disculpaba como si la cosa no fuera con él: ”el cura riñía con María” se escabullía el niño aquel (María era la hermana de Don Gervasio).
3).- De cómo el niño aquel tomo contacto con la Semana Santa villaviciosina.
Es otra vivencia rememorativa, que seguramente precede a la anterior. Se me superponen los planos. Había empezado el niño aquel, siendo monaguillo con Don Gervasio. Pronto un azar impensado le vino a poner a las puertas del ascenso a sacristán. Entre los cargos y obligaciones del sacristán, era cometido el acudir, el Viernes Santo a Villaviciosa a recoger los Sagrados Oleos, que había consagrado el Obispo el día anterior, el Jueves Santo. Después que Don Pedro había repartido los de todas las Parroquias –el niño aquel era el más joven de todos los sacristanes –recuérdese Pepe el Sacristán, de Villaviciosa, el sacristán vieyu de Amandi, el de Bedriñana también vieyu, el de Rales, de mediana edad y ¿qué sé yo? Todos los otros. Don Pedro, generoso que era, y no exento de cierta vanidad, ofrecía a los sacristanes una copita de vino misa y nos invitaba a oír el Sermón del Desenclavo, que se tenía a las cuatro de la tarde. Uno de aquellos sermones impresionó al niño aquel sobremanera. Fue el del año que predicó Don José Arenas, que era por entonces cura de la Felguera. Don José era de Poreño y se estrenaba, como quien dice, actuando en casa. Era predicador de los que se decían de “siete suelas”, de los de “mucho fuste” o “de muchas campanillas”. Lo cierto es que guiaba el Descendimiento con una palabra estentórea, sudaba a raudales e iba limpiando el sudor que le caía en grandes goterones, dejando en el niño aquel impresiones encontradas de lo mucho que habían pecado los humanos para llevar al Cristo a la Cruz y de lo mucho que, en compensación, Dios había amado a los hombres, perdonándoles los pecados y redimiéndolos con su Bendita Sangre: “desenclavad esa mano derecha que ha pasado entre los humanos sembrando el Bien. Desatad esa mano izquierda, que no hizo más que curar a los leprosos, sanar a los enfermos, resucitar a los muertos”. Aprendía el niño aquel de modales que, sin quererlo, un día, siendo cura, aflorarían a su recuerdo, siendo él el predicador del sermón. Oía aquel niño a los sacristanes viejos, de que era ocasional compañero, decir cómo había sido mucho mejor el sermón de Don Laureano, el Cura Vieyu de Fuentes, de que ellos habían oído hablar, a quien toda Villaviciosa tenía como el mejor predicador que hubo nunca del Desenclavo, aunque reconocían que Don José no había estado mal, si bien le faltaba un no sé qué para igualar a a Don Laureano. La verdad es que el niño aquel tenía buena memoria y no puede hacer otra cosa que recordar. Podría hablar también el niño aquel de la impresión de atractivo que ejercían sobre él en los Viernes Santos de su visita a “les procesiones de la Villa”, les files que formaben “los curinos de Valdedíos”. Quede dicho como de pasada y como quien no quiere la cosa, ellos, con su sotana, su fajín azul, su roquete de puntillas y su bonete constituían un auténtico testimonio de la fe que, inconscientes y casi sin darse cuenta, trasmitían, con su recogimiento, a los villaviciosinos que aún quizá haya y queden para recordarlos.
4).- De cómo el niño aquel decidió un día irse al Seminario, a estudiar para cura.
Para comentario popular: “para el Seminario debía de valer cualquiera, si hasta valía Agustín que era el que encabezaba todas las travesuras, que pudieran ocurrirse, a quien todos los compañeros tenían por “líder” o capitán de todas las inocentes fechorías, que, a su edad, podían ocurrirse. Lo cierto es que, a pesar de los pesares, ya lo tenía bien apalabrado con el cura –aunque con gran disgusto de la Maestra Doña Luzdivina, que no había podido tanto como Don Gervasio. Fue uno de los primeros días de Octubre del año 1951, cuando, después -creó yo- de benévola prueba, pasó aquel niño, que estaba dejando de serlo, a cursar segundo año de Latín y Humanidades en el Seminario de Covadonga que tanto mimó el Obispo Lauzurica y Torralba, que culminó su trayectoria como primer Arzobispo de la Archidiócesis ovetense reconstituida. Al Seminario había que llevar colchón y todo el ajuar de cama, con más la mudas preceptuadas y las prendas de abrigo adecuadas para el clima de Covadonga. Se exigían las madreñas como parte del equipo. No recuerdo bien si el taxi que iba a llevar a varios seminaristas era el de Ramón el Coxu o el de Primitivo o el de Manolo el Gordu, o el del “Guarni” (Julián Piquero Solares, compañero querido de aquella ida a Covadonga asegura que era el del “Guarni”). Lo que sí recuerdo es que el taxi era renquante y tenía unos transportines que aumentaban su capacidad. El que nos llevaba sé que era de los de arrancar con una manivela delantera. Ibamos casi comprimidos: Julián Piquero Solares y Manuel Teja Rubio de Rozadas, el niño Agustín Hevia, de Lugás, la madre de Julián, la de Manolo y la mía, más los dos curas Don Isidoro Rodríguez, el cura de San Pedro y Don Gervasio, el cura de Lugás.
5).- De cómo el niño aquel recibió un día un premio a la aplicación y al buen comportamiento.
Fue, lo recuerdo bien en la Primavera de 1948. El niño aquel iba creciendo en lo físico, pero sobre todo en inteligencia y, más aún en memoria, que cuantose le suministraba por esta vía quedaba grabado en el alma. Llegó a la escuela de Lugás la Srta. Inspectora -diría que era la Srta. Doña Mary Rodríguez Balbín-. La maestra quiso quedar bein ante la Sra. Inspectora 7y preguntó la lección a aquel niño, que sabía que no le fallaría. En la escuela había una colección de mapas mudos, en los que había que ir señalando los nombres de los accidentes del terreno. Había uno que traía los Concejos de Asturias y sus Partidos Judiciales. Otro que perfilaba las Regiones y Provincias de España. Otro con los ríos, montañas y cordilleras. Otro, en fin, con los estados y capitales de Europa entera. La Sra. Inspectora fue desenrollando sucesivamente todos aquellos mapas
Ante el niño, a que venimos refiriéndonos. Uno a uno, el niño aquel supo, sin ninguna
Equivocación todo lo quese esperaba dijera sobre aquellos mapas. La Inspectora felicitó a la maestra y le dijo: presentaré este niño a la superioridad, proponiéndole para el premio de “aplicación y buen comportamiento”. Y así fue cómo el niño aquel fue llamado a comparecer en las Escuelas Graduadas de la Villa. Yo oyó pronunciar su nombre: Agustín Hevia Ballina se le propone para recibir como premio un libro. Se trataba de La Espña Heróica (Colección “El Layuerel y la espada). Los que lucen en su pecho la Cruz Laureada, que tenía por autor a Sancho González. A la Villa había que bajar andando y el niño aquel apuró todo lo que pudo el regreso para llegar a casa y ponerse a leer el niño aquel el libro del premio, sin dejarlo hasta llegar al final. Lectura apasioanda e intensamente disfrutada, sobre todo la Laureada otorgada a los cuarteles de Zapadores y de Simancas de Gijón. No sé cuántos vecinos leyeron el libro de marras, formándose casi lista de espera.
6).-De cómo el niño aquel respondió a una pregunta comprometedora de su Obispo.
Fue en la atardecida del 30 de marzo de 1963. Lugar: la Iglesia de la Sagrada Familia de Ventanielles, recién inaugurada. Presidía el Obispo Coadjutor de la Diócesis de Ovied, Don Segundo García de Sierra y Méndez, que, siendo párroco de San José de Gijón, había sido nombrado Obispo de Barbastro y, después, Arzobispo Coadjutor de Oviedo, con derecho a sucesión. Hasta 22 diáconos habían llamados por el Canciller- Secretario: “Comparezcan los que van a ser ordenados presbíteros” y así, toda la retahila de nombres, hasta llegar a la hache: Hevia Ballina, Agustín”. “Presente” respondía cada llamado. Y, en lo sucesivo de la solemne ceremonía, una pregunta comprometedora de vidas a entregarse. “¿Prometes sumisión y obediencia a mí y a mis sucesores?, con su respuesta tremendamente comprometedora: “Sí, prometo. Siguieron las rituales palabras consecratorias, con la unción de las manos, que las madres de cada uno de los ordenandos iban atando con una cinta de seda. El sesultado: sacerdos in aeternum”, “sacerdotes para siempre”.
7).- De cómo el niño aquel fue un día nombrado “Hijo Pedilecto de Villaviciosa”.
Fue el 7 de abril de 2017. No necesito insistir, puesto que la proclamación de tan solemne y honorífico acto, ya ha quedado inscrita por la Sra. Secretaria de este Ilustrísimo Ayuntamiento de Villaviciosa en el libro de Actas y de Honor del Ayuntamiento. Quien ya está acostumbrado a decir “Sí acepto, sí prometo, no puede menos de aceptar tan honorífico título, prometiendo a la vez ostentarlo con la dignidad que le compete, de acogerlo como parte integrante de mi vida y, si algún merecimiento, aunque bien pobre y limitado, en mi persona concurre, no podré menos de seguir poniéndolo al servicio de este Concejo bienamado, de mis parroquias de Santa María de Lugás, San Juan Evangelista de Camoca y San Andrés de Valdebárcena y de Villaviciosa entera.
Cuál sea el tenor de la aceptación de título, tan inmerecido, quiero dejarlo expresado con las palabras que todavía ayer me escribió nuestro Arzobispo Don Fray Jesús San Montes, OFM, ayer por la mañana: “Querido Don Agustín: ¡Pax et bonum! Acabo de volver de Roma, ayer por la noche, y me informa elSr. Vicario General que mañana, día 20, le hacen Hijo Predilecto de Villaviciosa. Me complce el hecho de esta honorificencia, que le honra a Ud. y a nuestro Presbiterio Diocesano. Alguno de los Vicarios le acompañará. Un abrazo cariñoso. In Domino, Jesús San Montes, OFM, Archiepiscopus Ovetensis”. Muchas gracias expreso de todo corazón al Sr. Arzobispo.
Queridos amigos, constato, que me seguís con atención, pero he de dar fin a este informal parlamento, en que os ha llevado, probablemente, a simpatizar con el niño aquél, que ahora os está hablando.
Con el protocolo pertinente, me queda expresar mi agradecimiento, a Don Jorge, a Roberto Carneado, a todos los que con cariño mencioné en la Introducción, a la autoridad eclesiástica, a la Corporación villaviciosina, a su alcalde Don Alejandro Vega Riego, a todos vosotros, mis amigos del alma, que habéis querido arroparme con vuestra presencia y vuestro cariño. Sumamente honrado me siento de recibir este nombramiento, que me constituye en “Hijo Predilecto de Villaviciosa”. A la vez no puedo menos desentirme abrumado por la responsabilidad con que quiero aceptarlo y ejercitarlo. Una palabra final a todos los que habéis querido estar cercanos a mi humilde persona de cura rural y de amante y amigo, que quiero ser con mayor intensidad, de Villaviciosa entera. Muchas, muchas, muchísimas gracias.
Terminó la celebración con una soberbia actuación de la Coral “Capilla de la Torre”, que, entre otras canciones supo tener la delicadeza de ofrecer como primicia y dedicación especialísima para este acto:
1.- Una canción a la amistad, inspirada en una frase del tratado ciceroniano sobre “La Amistad”, en que se conjugan fidelidad a la memoria y amistad.
2.- El Padre nuestro en griego, armonizado para la ocasión.
3.- Un “Alleluiah”, completando así la titulación en Filología Bíblica Trilingüe del homenajeado.
4.- “Villaviciosa hermosa”.
5.- Asturias Padre querida.
A tan delicado repertorio, cargado de sorpresas para quien tanto afecto siente a la Coral “Capilla de la Torre”, contestó emocionado el homenajeado, quien se dirigió así a la Coral:
Gracias a vosotros, mis queridísimos miembros de la Coral “Capilla de la Torre”, a quienes quiero expresaros mi más vivo agradecimiento por vuestra colaboración al realce de este acto, en cuyo esplendor habéis tenido parte muy significada. Gracias por la fineza del selectísimo repertorio con que habéis querido sorprenderme.Tantas veces os lo he dicho y, sin embargo, nunca me canso de repetíroslo: Sois ya una pieza insustituible de la vida villaviciosina, del engranaje de Villaviciosa. Habrá que inventarse el modo para que Villaviciosa se engrane más todavía en la Coral. Decir Coral “Capilla de la Torre” y decir Villaviciosa han de formar un dueto irresoluble, un irresoluble dueto, sí, dicho en términos musicales y con la figura literaria de un quiasmo, una dualidad, en fin, inseparable. Echando las cuentas, mirando hacia atrás, nunca, en veintidós años habéis faltado a la cita.
En Camoca contamos siempre los días que faltan para disfrutar un año más de las cualidades y del óptimo hacer de vuestros Directores y de los logros y metas que, año tras año vais, conquistando. Como en lenguaje casi olímpico de los antiguos, os animamos a que actuéis: amplius, citius, perfectius(con mayor amplitud de miras, con prontitud la más acendrada, con la perfección más lograda). Creciendo vosotros crece Villaviciosa; sobresaliendo vosotros, obtiene sobresaliente Villaviciosa; en vuestros logros, en vuestras metas, en vuestros triunfos están también los de Villaviciosa.
Respecto a mi persona habéis tenido tantas delicadezas, tanta finura de detalles, que no me será posible agradecéroslo cumplidamente, sino es diciéndoos que gozáis de toda mi predilección, siendo la Coral, la predilecta, participándoos de ese título que hoy se me ha otorgado como hijo predilecto de Villaviciosa. Admiro y pondero los valores, los méritos de las demás agrupaciones musicales, pero lo que es para mí, para mi apreciación nunca será posible desbancaros de ser objeto de mi predilecciones, de ser mi predilecta. En el Cantar de los Cantares se encuentran estas hermosas palabras: “vinea mea electa: “Sois mi viña entrañable, mi elegida, mi predilecta”
MUCHAS GRACIAS.
Gracias infinitas a todos.
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D. Agustín Hevia Ballina recibe mañana el título de Hijo Predilecto de Villaviciosa