Cazanes (Villaviciosa)

La necesidad de distinguirse y el crecimiento de sus cultivos, se ha convertido en el reto de esta familia maliayesa donde rinden homenaje al producto estrella de la fabada. Ellos mismos son quienes siembran la faba, recogen el fruto, diseñan el envasado, esbillan y seleccionan las mejores para ponerlas a la venta, éste año con un atractivo añadido, la etiqueta que demuestra que es auténtica faba asturiana, inscrita al Consejo Regulador de Indicación Geográfica Protegida (IGP).

La joven cosechera Natalia Fonseca Isla, comenzó en este mundo de la mano de su suegro, Ángel Valdés, agricultor natural de Cazanes (Villaviciosa), y que continúa con la tradición con ayuda de su familia. Este producto se considera de calidad extra gracias a las fértiles tierras de Villaviciosa donde las cultiva, próximas a la Barquerina, un suelo  lleno de nutrientes y una buena permeabilidad que les permite obtener grandes cualidades como la suavidad de su piel y mantecosidad.

Insisten en que gran parte de la faba, procede de orígenes desconocidos como Bolivia o Argentina, a la cuál es difícil de competir ya que su valor esta a precios más bajos. «La gente se fija cada vez más en la procedencia de los productos de la huerta, pero aún se deben de concienciar más para que se compren productos de aquí», apuntan desde Fabes El Carbayu

 Desde  Fabes el Carbayu de Villaviciosa, apuestan por un comercio sostenible y equilibrado, basado en el comercio local, donde ofrecen este apreciado producto.    Actualmente se pueden encontrar en diversos comercios locales, aunque también ofrecen servicio de  pedidos a través de WhatsApp (667 532 584).

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