Merecido reconocimiento a Sor Puy en Villaviciosa con una placa de recuerdo Fotos y video
Villaviciosa rindió hoy domingo un cálido homenaje a Sor Puy, (Antonia Salvatierra Etayo) con la colocación de una placa conmemorativa sobre un monolito de piedra en la Plaza San Francisco. Palabras de recuerdo leídas por Juan Jurado
El acto fue celebrado tras la misa dominical con la asistencia del alcalde, Alejandro Vega, corporación municipal, el párroco local, Jorge Cabal y decenas de vecinos de Villaviciosa. También estuvieron presentes la Rvda. Madre General de la Orden Franciscana de Ntra. Sra. del Buen Consejo, Sor Victoria Martín Pérez, y la sobrina y ahijada de Sor Puy, Mª. Antonia Cordón Salvatierra.
Todos ellos dedicaron cariñosas palabras a la homenajeada. “Es un merecido homenaje y reconocimiento, hay que destacar su compromiso y entrega absoluta de la labor de Sor Puy durante 36 años de servicio en el antiguo hospital, y en antigua Casa de Socorro de Villaviciosa, su llama sigue viva entre nosotros, siendo un ejemplo del buen hacer por los demás. Dejó un gran recuerdo y Villaviciosa le está agradecida”
VIDEO DE UNA PARTE DE LA INTERVENCIÓN DE: La Rvda. Madre General de la Orden Franciscana de Ntra. Sra. del Buen Consejo, Sor Victoria Martín Pérez
https://www.youtube.com/watch?v=KORuCVLpyhs
FOTOS DEL ACTO en enlace inferior
https://goo.gl/photos/oDKF9C3GgjsoLFRd8
El acto fue conducido por Juan Jurado, autor de la propuesta de reconocimiento a Sor Puy, que contó con la favorable aprobación de la Comisión Informativa municipal.
Juan Jurado glosó con un emotivo recuerdo sobre la vida y labor de Sor Puy.
Estas fueron las palabras que os ponemos con la intervención completa de Jurado
Homenaje a Sor Puy
Presentación de Juan Jurado
Señoras, señores, queridos amigos, muy buenos días a todos:
En el Porfolio de Semana Santa de 2013, publiqué una breve, pero sincera y honesta, semblanza, de una persona que dejó huella imborrable en nuestra comunidad villaviciosina: Sor Puy Salvatierra Etayo.
El 15 de enero del año 1948 llegaban a Villaviciosa cinco monjas, Franciscanas del Buen Consejo, para hacerse cargo del entonces Hospital Municipal.
Tuteladas por la Madre Prudencia, Sor Carmela, Sor Emilia, Sor Sira y Sor Puy asumían el compromiso y la responsabilidad de atender, cuidar y consolar a cuantos ancianos y enfermos se encontraban acogidos en dicha Institución.
Sor Puy, natural de Lodosa ,en la Ribera de Navarra, dedicó, desde aquella fecha, treinta y seis años largos de su vida, con dedicación exclusiva y entrega absoluta, al Hospital, que era su compromiso, y también a cubrir, dentro de sus posibilidades, cuantas necesidades externas llegaban a su conocimiento, sofocando hambres, velando enfermos en las casas para que las familias descansaran, siendo consejera o paño de lágrimas de muchos..., lo que la llevó a ser una verdadera institución en Villaviciosa.
Definí en aquel artículo a Sor Puy, como “enfermera de cuerpos y almas”.
Enfermera de cuerpos, porque durante más de veinte años, Sor Puy, fue la enfermera de la Casa de Socorro, que estaba de guardia las veinticuatro horas del día, durante los trescientos sesenta y cinco días del año. Eran tiempos de penurias y necesidades, muy lejos de la cobertura sanitaria de hoy en día. Las manos de Sor Puy -verdaderas manos de enfermera- curaban, pinchaban, suturaban... y lo que hiciera falta, con la suavidad, el mimo y la delicadeza que da la vocación unida a unas cualidades innatas para el oficio.
Y enfermera de almas, porque en el mundo en que ella decidió vivir abunda otra clase de pacientes, con otras heridas y otras enfermedades.
Creo que fue la Madre Teresa de Calcuta quien dijo que hace falta un corazón lleno de amor para curar a los enfermos de soledad. Sor Puy lo tenía y lo empleaba a fondo sanando o aliviando con el medicamento del cariño, de la amistad..., acompañando, escuchando, llenando vacíos...:
Las necesidades ajenas eran para ella más importantes que las propias, recibía a todos con los brazos abiertos y su eterna sonrisa en los labios. Poseía el don de llenar de vida todo cuanto la rodeaba y supo seguir la máxima de Si puedes curar, cura; si no puedes curar, calma y si no puedes calmar, consuela.
En enero del año 1973 se celebraron las Bodas de Plata de la Comunidad Franciscana del Buen Consejo en Villaviciosa y con ello los veinticinco años de Sor Puy entre sus “preciosísimos” ancianos, como ella los llamaba. Con motivo de aquella efemérides, el Ayuntamiento la nombró “Hija adoptiva de Villaviciosa”.
Mediada la década de los setenta, Sor Puy fue nombrada Madre Superiora y con ello la Residencia vivió sus mejores años.
Le tocó apechar también con la tercera y más compleja fase de la rehabilitación del edificio, con no pocas desazones y disgustos (de algunos he sido testigo), pero su fuerza interior y su capacidad de superación podían con todo. Fue también una gran gestora.
Coincidiendo con el Acto Público del Pregón y apertura de las Fiestas del Portal de 1982, Sor Puy recibió una Mención Especial de Reconocimiento por su servicio a nuestra comunidad.
Pero Sor Puy, seguramente estaba predestinada a ampliar su campo de acción social en favor de los más necesitados y en 1984 fue trasladada a Pravia, para hacerse cargo de otra institución que ya estaba pidiendo auxilio, la Residencia de Ancianos Nuestra Señora del Valle, como Madre Superiora. El 16 de agosto de ese año, abandonó definitivamente Villaviciosa, tras habernos regalado treinta y seis años de su vida.
De su labor en Pravia baste reseñar que el día 25 de abril de 2003 también fue nombrada “Hija adoptiva” de esa Villa.
Ganarse el agradecimiento y el reconocimiento de todos, solo está al alcance de seres superiores, y Sor Puy lo era.
Ya en pleno otoño de su vida y muy limitada en sus facultades mentales, recibió de sus hermanas franciscanas del Buen Consejo, los cuidados y el cariño que ella derrochó hacia tantas y tantas personas, hasta que el día 15 de abril de 2013, a los 89 años de edad, acudió a la llamada definitiva del Padre Eterno con el enorme bagaje de su cristiano ejemplo de vida.
Algunas personas entendimos que su memoria y su legado debían ser materializados de alguna manera y un monolito, monumento austero, como era ella, en el entorno de su querido Hospital y ante la puerta que siempre tuvo abierta a todos, como su corazón, me pareció lo más digno y apropiado.
El proyecto, pendiente desde el pasado año, se lo expuse, tras su toma de posesión a nuestro nuevo alcalde, D. Alejandro Vega, que lo tomó como suyo, para llevarlo a cabo. ¡Muchas gracias!
Con ello, hoy se hace realidad, para satisfacción y alegría, estoy seguro, de cuantos conocimos a nuestra querida Sor Puy, el seguir teniéndola, aunque de manera simbólica, entre nosotros.
¡Muchas gracias!
A continuación intervención
La Rvda. Madre General de la Orden Franciscana de Ntra. Sra. del Buen Consejo, Sor Victoria Martín Pérez.
La sobrina y ahijada de Sor Puy, Mª. Antonia Cordón Salvatierra.
Y cierra el turno de intervenciones, el Sr. Alcalde del Ilmo. Ayuntamiento de Villaviciosa, D. Alejandro Vega Riego.
Finalmente se descubre la placa fundida en bronce, incrustada en el monolito, con el rostro de Sor Puy, el escudo de Villaviciosa, el anagrama de la Orden Franciscana del Buen Consejo y el siguiente texto: In Memoriam – Sor Puy Salvatierra Etayo – Monja Franciscana de Ntra. Sra. del Buen Consejo – Hija Adoptiva de Villaviciosa – Dedicó 36 años de su vida (1948-1984) a los mayores y enfermos de Villaviciosa, a la vez que lideró la transformación del antiguo Hospital Municipal en la moderna Residencia Ntra. Sra. del Portal. - Villaviciosa agradecida.