Liza y Ksenia, desde Rusia con amor a Santiago y Villaviciosa
Vicente Alonso
El peregrino, a la vez viajero y turista, se convertido en los últimos años en una importante fuente de ingresos para el sector turístico, contribuyendo de una manera muy importante a su desestacionalización en el Principado, en Villaviciosa, y en los 36 concejos que lo comprende con más de 518,61 kilómetros de recorrido
El Camino del Norte a Santiago declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, registra un crecimiento constante de peregrinos llegados desde todos los rincones del mundo, destacando en los últimos años un aumento importante de los llegados desde Rusia. Liza y Ksenia Agafomova, son dos de estas peregrinas de la capital moscovita, que llegaban a Villaviciosa haciendo la Ruta Xacobea del Norte
“Es la primera vez que hacemos el Camino a Santiago y lo comenzamos en San Sebastián. Decidimos emprenderlo en esta época porque no queríamos hacerlo con calor. Pero está siendo muy duro y dificultoso porque ha llovido muchos días, y nos encontramos muy cansadas”, explican las moscovitas, fisiotererapéuta y monitora de yoga la madre, y profesora de inglés, su hija.
“Hacer el Camino a Santiago atrae entre otras razones como experiencia cultural paisajística y religiosa. Cuando caminas tienes mucho tiempo para reflexionar y pensar en tus cosas, y se acaba convirtiendo en un camino también de sensaciones espirituales. Aunque a veces parece que estás disfrutando el mejor omento de tu vida; otras cuando llovía parecía también el peor”, señalan
De su camino asturiano destacan, “el verde intenso, los ríos, valles, costa y las montañas, porque hasta llegar a Asturias el Camino no era montañoso”. De lo mejor ha sido “las diferentes gente que conoces de diferentes culturas y países. En el oriente de Asturias lo peor es que a veces llegábamos a un lugar y los restaurantes estaban cerrados, y no teníamos donde cenar. En Villaviciosa cenamos muy bien, pero nos pareció caro”, explican destacando que les llamó la atención, “la variedad de dulces asturianos, grandes y exquisitos”
A la llegada a Villaviciosa les sorprendía, “la naturaleza al lado del camino donde hay muchos frutos en los árboles que podías coger y comer. Y en los campos nos encontramos muchos animales, vacas y caballos gordos, que incluso les podíamos dar de comer. Esto en los alrededores de Moscú no se ve”, explican, añadiendo, ”aquí los paisajes son muy bonitos como toda Asturias". “Villaviciosa es un pueblo pequeño pero muy acogedor, con una zona de casas muy antiguas e históricas. Lo encontramos cuidado, y sorprendentemente muy limpio. Es un pueblo con mucho encanto, nos ha enamorado”
Y apuntan las viajeras moscovitas tras su estancia maliayesa, “Estamos muy contentas de encontrar que la gente está siendo muy amable con nosotras, nos sonríen y nos saludan. Esto te da unas buenas sensaciones y fuerzas, ayuda a seguir caminando”, decían madre e hija, tras saborear los atractivos asturianos, y los de Villaviciosa de la que se van enamoradas