Cubera presenta en la Casa de los Hevia el Cuaderno 33 dedicado a ‘La cruz de Fuentes’
La Cruz de Fuentes recupera protagonismo al cumplirse 125 años de su “exilio”, y es que la asociación CUBERA acaba de presentar el número 33 de su colección Cuadernos. La Casa de los Hevia acogía el acto de presentación del monográfico sobre su origen simbólico y físico, sobre las lecturas de su talla y los lujosos materiales empleados, sobre los enigmas que siguen rodeando a esta pieza desde su origen hace unos 850 años hasta la actualidad en su retiro neoyorquino.
Su autor, , completa así el trabajo iniciado con el cuaderno anterior, dedicado al origen de la abadía de Fuentes que da origen a la actual iglesia de San Salvador, y cierra un ciclo de conmemoraciones alrededor del milenario de la fundación de dicho templo en 1021 y de su consagración en 1023. Aunque natural de Avilés, ha echado raíces en esta parroquia maliaya y a la investigación sobre ella ha dedicado parte de su tiempo de ocio, dando como resultado “un trabajo metódico, documentado y de fácil divulgación, pues para él prima el saber explicar por encima del conocimiento enciclopédico”, según palabras del Ángel Valle, presidente de la asociación editora y presentador del acto.
Decía Valle, en sus palabras introductorias, que la enajenación de la Cruz de Fuentes tiene algo de nuestro particular desastre del 98, pues fue en febrero de aquel año del siglo XIX cuando la Cruz sale camino de Oviedo por requerimiento del obispo para no regresar”.
La intervención de Julio García-Maribona se centró en aclarar conceptos básicos de la simbología de la cruz cristiana y de la evolución de la representación de la imagen de Jesús en ella, para que el lector pueda entender mejor y valorar como se merece la joya románica que sigue representado a la parroquia de Fuentes. “Es una joya por su valor material, con oro, plata, gemas y camafeos romanos; lo es también por la calidad del orfebre que trabaja la pieza; y por si no tuviéramos bastante, lo es también por su singularidad como la única Cruz procesional que al mismo tiempo tiene funciones de relicario”, explicaba el autor.
En el coloquio final con el público saldrían a la luz otras muchas incógnitas, como el papel de este enclave en el territorio de Maliayo, un siglo antes de la fundación de su puebla, el protagonismo de una mujer poderosa como la Sancha Gundisalvis que dona la pieza a San Salvador y deja en la propia Cruz constancia de ello, o los pormenores de la salida de la pieza que deja Fuentes para acabar en el Museo Metropolitano de Nueva York.