Sólo datando la fecha  desde unas semanas, sí es otoño, pero la naturaleza se está comportando de forma diferente, pues llueve muy poco y luce el sol con fuerza como en verano. A la noche, eso sí, refresca muy mucho, así los frutos propios de esta estación adquieren presencia y sabor perfectos y los árboles siguen encantados proporcionando sombra en este otoño atípico y se resisten a que sus hojas se vuelvan amarillentas o marrón. Lucen verdes y fragantes por tiempo indefinido, eso sí, pero mostrándose más vivos que nunca y dando ejemplo que se puede conseguir algo bueno de situaciones anormales, por lo que tiene más valor cada pizco de beneficio que  cada uno pueda conseguir.

Si de esta etapa obtenemos algún momento feliz, demos gracias por sus caprichosos cambios a la madre naturaleza, pues nadie dude que nuestra existencia no depende de nuestra voluntad, ni de más o menos conveniencia, sino de tiempos afortunados o contrarios a nuestros intereses, lo cual suele dejar huella en el carácter y la convivencia diaria.

Alegremos la vida viendo la luz del sol aunque llueva y demos alivio a nuestro alrededor en la mayor medida posible y así siempre disfrutaremos de todas las estaciones del año hasta el fin de nuestros días.

Angelita Rea