El equipo científico del MUJA recupera una huella de terópodo en los acantilados de Tazones
FOTOS - La espectacular recuperación contó con la ayuda del helicóptero del SEPA
La icnita se conserva como contramolde en la base de un bloque suelto de arenisca, con un peso estimado de 350-400 kilos
El equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) ha recuperado esta tarde una huella de terópodo, un dinosaurio bípedo y carnívoro, en los acantilados de Tazones, en Villaviciosa, con la ayuda del helicóptero de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA). El SEPA ha realizado este servicio de carácter excepcional dado el riesgo a que desaparezca esta pieza y el valor de la misma.
FOTO: Huella de terópodo
La Directora General de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo, y el Alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, han observado el rescate de la pieza en el que ha participado el equipo de investigación del MUJA, formado por los geólogos José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela.
La huella de pisada fósil o icnita se conserva como contramolde en la base de un bloque suelto de arenisca, con un peso estimado de 350-400 kilos. Fue descubierta por el equipo de investigación del MUJA hace aproximadamente dos años en los acantilados de Tazones, muy cerca del límite de esta parroquia con la de Oles, en Villaviciosa, al este de la Punta del Olivo.
Dada la magnífica conservación de la huella en la que se aprecian diversos caracteres específicos (tres dedos relativamente largos y estrechos terminados en garras, la presencia de almohadillas digitales y un entrante marcado en la zona posterior) permiten atribuirla a un dinosaurio terópodo (carnívoro) que caminaba sobre un barrizal apoyando exclusivamente en sus patas traseras. Además, la presencia de este entrante o escotadura en la zona posterior de la huella nos indica que fue producida por el pie izquierdo del reptil. Sus dimensiones, 57 cm de longitud y 50 cm de anchura, prueban que se trataba de un terópodo de gran tamaño, de al menos 2,3 metros de altura hasta la cadera, unos 8 metros de longitud y un peso aproximado entre 1 y 2 toneladas, similar a un Allosaurus.
El bloque de arenisca que contiene la huella pertenece al conjunto de rocas silíceas de la segunda mitad del Jurásico que conocemos como Formación Lastres, originadas cuando la antigua costa de Asturias, mucho antes del desarrollo de los actuales acantilados, estaba dominada por sistemas deltaicos que desembocaban en un mar interior, hace ahora unos 154 millones de años.
El estudio de esta icnita junto con otras seis más, un diente y una vértebra, también de dinosaurios carnívoros, fue publicado en julio de este año en la revista internacional Peer J, demostrando la presencia de al menos dos grupos diferentes de terópodos de tamaños muy grandes o gigantes en el Jurásico Superior de Asturias. Concretamente la vértebra antes mencionada, la segunda o tercera de la cola, perteneció al mayor dinosaurio terópodo que existió en Europa, probablemente un Torvosaurus o Megalosaurus, de más de 10 m de longitud
FOTO: Helicóptero del Sespa durante la recuperación de la huella
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